miércoles, 25 de octubre de 2023

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

   

   


HOJA PARROQUIAL

28 y 29 de Octubre del 2023

                   Domingo XXX del tiempo ordinario. Ciclo A

Parroquias de Ntra. Sra. de la Concepción,
de Ntra. Sra. del Carmen
y de San Joaquín y Santa Ana








“ Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón ”



  


    ¿No nos sentimos a veces envueltos en una multitud de preceptos y normas, tradiciones y costumbres que debemos cumplir? ¿Nos hemos preguntado alguna vez, en síntesis, qué es lo más importante en la vida cristiana?


    Estamos viviendo tiempos complejos y difíciles en un mundo convulsionado por violencias e injusticias, pero a la vez, estamos presenciando un kairós en la Iglesia Católica: el proceso sinodal. De nuevo, necesitamos preguntarnos: ¿Qué es lo más importante para un discípulo-misionero de Jesucristo?

    

    Jesús nos da, en el evangelio de hoy, mucha luz sobre estas cuestiones tan vitales y decisivas. 



LECTURAS



Primera lectura del libro del Éxodo 22, 20-26


Esto dice el Señor:
«No maltratarás ni oprimirás al emigrante, pues emigrantes fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.
No explotarás a viudas ni a huérfanos. Si los explotas y gritan a mí, yo escucharé su clamor, se encenderá mi ira y os mataré a espada; vuestras mujeres quedarán viudas y vuestros hijos huérfanos.
Si prestas dinero a alguien de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero cargándole intereses.
Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo».


Salmo 17,  R/. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.


Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R/.

Dios mío, peña mía, refugio mío,
escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos. R/.

Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu ungido. R/.


Segunda lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 1, 5c-10


Hermanos:
Sabéis cómo nos comportamos entre vosotros para vuestro bien. Y vosotros seguisteis nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la Palabra en medio de una gran tribulación, con la alegría del Espíritu Santo. Así llegasteis a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya.
No solo ha resonado la palabra del Señor en Macedonia y en Acaya desde vuestra comunidad, sino que además vuestra fe en Dios se ha difundido por doquier, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la visita que os hicimos: cómo os convertisteis a Dios, abandonando los ídolos, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.


Evangelio según san Mateo 22, 34-40


En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a
prueba:
«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley?».
Él le dijo:
«“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”.
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».






1. La experiencia del proceso sinodal 


    18. Sin embargo, no faltaron las dificultades, que las síntesis no ocultan. Algunas están vinculadas a la coincidencia de la fase de consulta con la pandemia, otras derivan de la dificultad de comprender lo que significa la sinodalidad, de la necesidad de un mayor esfuerzo de traducción e inculturación de los materiales, de la imposibilidad de organizar reuniones sinodales en algunos contextos locales o de resistencia ante la propuesta. No faltan expresiones muy claras de rechazo: «no me fío del Sínodo. Creo que se ha convocado para introducir más cambios en las enseñanzas de Cristo e infligir más heridas a su Iglesia» (tomado de una contribución individual del Reino Unido). A menudo se ha manifestado la preocupación de que el énfasis en la sinodalidad pueda presionar para que se adopten en la Iglesia mecanismos y procedimientos centrados en el principio de la mayoría democrática. Entre las dificultades está también el escepticismo sobre la eficacia real o la intención del proceso sinodal: «algunos expresaron dudas sobre el resultado del proceso sinodal debido a la percepción de la Iglesia como una institución rígida que no quiere cambiar y modernizarse, o por la sospecha de que el resultado del Sínodo esté predeterminado» (CE Canadá). 


    19. Numerosas síntesis mencionan los temores y las resistencias de parte del clero, así como la pasividad de los laicos, su miedo a expresarse libremente y la dificultad de articular el papel de los pastores con la dinámica sinodal: «en este proceso también ha habido resistencias, falta de participación, comunidades que no se incorporaron. Ello, en parte, pudo ser por la novedad del desafío planteado, pues muchas comunidades no están acostumbradas a esta forma de vivir la Iglesia. También, se ha debido a que algunos dirigentes y pastores no asumieron el papel animador y conductor que les correspondía. Varios informes diocesanos se quejan de la falta o del débil involucramiento de los sacerdotes» (CE Chile). En muchos casos, el proceso sinodal y los materiales recibidos revelan que existe una percepción generalizada de separación entre los sacerdotes y el resto del Pueblo de Dios: «las consultas en las diócesis y a nivel nacional han mostrado que la relación entre los sacerdotes y los fieles es en muchos lugares difícil. Por un lado, se critica la distancia que se percibe entre el clero y los laicos; por otro lado, en algunos lugares los sacerdotes se experimentan incluso como un obstáculo para una comunidad fructífera. Al mismo tiempo, se mencionan los desafíos para los sacerdotes: la disminución de su número y del de los [colaboradores] voluntarios conducen al agotamiento; además, los sacerdotes no siempre se sienten escuchados, algunos ven cuestionado su ministerio. ¿Qué hace a un buen sacerdote? ¿Cómo puede ser la vida parroquial una experiencia enriquecedora para todos los implicados? ¿Por qué cada vez menos hombres sienten la vocación? Es necesario hablar sobre estas cuestiones» (CE Austria). 

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