miércoles, 29 de noviembre de 2023

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO I DE ADVIENTO. CICLO B

        

   













HOJA PARROQUIAL

2 y 3 de Diciembre del 2023

                   Domingo I de Adviento. Ciclo B


Parroquias de Ntra. Sra. de la Concepción,
de Ntra. Sra. del Carmen
y de San Joaquín y Santa Ana





“ Venid, heredad el reino preparado para vosotros ”



  




   “ No tengáis miedo ”

Introducción


    ¡El Señor viene! En realidad, desde la vivencia de la fe y de la confianza en Él, bien podemos afirmar que el Señor está siempre viniendo, está en medio de nosotros, caminando a nuestro lado por las sendas de la historia que nos toca transitar, y en estos tiempos tan complicadas y azarosas.


    El Adviento nos ayuda a caer en la cuenta de esta verdad. Y nos predispone para intensificar nuestros encuentros personales con el Señor Jesucristo en la oración más intensa y en la más atenta escucha de su Palabra y de su paso entre nosotros. Siempre nos acecha el peligro de la distracción, sea por las razonables preocupaciones de la vida, sea por los reclamos seductores del consumo, sea por circunstancias personales de difícil manejo… Este tiempo particularmente santo, ante sala de la gran celebración de la Natividad del Señor, es una fuerte llamada a estar alerta. Porque el Señor viene, quiere venir a mi vida, a ofrecerme un plan, a encender mi esperanza, a despertar todas mis capacidades para el bien y el amor.


    Él viene a sacarme de la plácida rutina, de la inconsciencia del compromiso débil, del melancólico paso del tiempo que me hace ser espectador indiferente de las grandes luchas y sueños de la humanidad.


    Él viene sobre todo a recordarme la más importante de las citas: el encuentro definitivo con Él, ese que fijará mi destino eterno a su lado, y que ahora me exige vivir en vela y sin distracciones estériles, construyendo con su fuerza, y por su mismo Espíritu, ese futuro que desembocará en la Vida-sin-fin.




LECTURAS



Primera lectura del libro de Isaías 63, 16b-17. 19b; 64, 2b-7


Tú, Señor, eres nuestro padre,
tu nombre desde siempre es «nuestro Libertador».
¿Por qué nos extravías, Señor, de tus caminos,
y endureces nuestro corazón para que no te tema?
Vuélvete, por amor a tus siervos
y a las tribus de tu heredad.
¡Ojalá rasgases el cielo y descendieses!
En tu presencia se estremecerían las montañas.
«Descendiste, y las montañas se estremecieron».
Jamás se oyó ni se escuchó,
ni ojo vio un Dios, fuera de ti,
que hiciera tanto por quien espera en él.
Sales al encuentro
de quien practica con alegría la justicia
y, andando en tus caminos, se acuerda de ti.
He aquí que tu estabas airado
y nosotros hemos pecado.
Pero en los caminos de antiguo
seremos salvados.
Todos éramos impuros,
nuestra justicia era un vestido manchado;
todos nos marchitábamos como hojas,
nuestras culpas nos arrebataban como el viento.
Nadie invocaba tu nombre,
nadie salía del letargo para adherirse a ti;
pues nos ocultabas tu rostro
y nos entregabas al poder de nuestra culpa.
Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre,
nosotros la arcilla y tú nuestro alfarero:
todos somos obra de tu mano.


Salmo 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19 Oh, Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.


Pastor de Israel, escucha;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece;
despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.

Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña.
Cuida la cepa que tu diestra plantó,
y al hijo del hombre que tú has fortalecido. R/.

Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre. R/.


Segunda lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 3-9


Hermanos:
A vosotros gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Doy gracias a mi Dios continuamente por vosotros, por la gracia de Dios que se os ha dado en Cristo Jesús; pues en él habéis sido enriquecidos en todo: en toda palabra y en toda ciencia; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo, de modo que no carecéis de ningún don gratuito, mientras aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.
Él os mantendrá firmes hasta el final, para que seáis irreprensibles el día de nuestro Señor Jesucristo.
Fiel es Dios, el cual os llamó a la comunión con su Hijo, Jesucristo nuestro Señor.


Evangelio según san Marcos 13, 33-37


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.
Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.
Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!».






3. Hacia una Iglesia sinodal misionera

 

3.1 La escucha que se convierte en acogida 



Una opción por los jóvenes, las personas con discapacidad y la defensa de la vida 


35. Es generalizada la preocupación por la escasa presencia de la voz de los jóvenes en el proceso sinodal, así como por su cada vez mayor ausencia en la vida de la Iglesia. Resultan urgentes la renovada atención a los jóvenes, su formación y acompañamiento, también como aplicación de las conclusiones del anterior Sínodo sobre «Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional» (2018). En aquella ocasión, fueron precisamente los jóvenes los que pusieron de manifiesto la necesidad de una Iglesia más sinodal con miras a la transmisión de la fe en la actualidad. La iniciativa “Sínodo Digital” constituye un esfuerzo importante para escuchar a los jóvenes y ofrece nuevas perspectivas para el anuncio del Evangelio. La síntesis de las Antillas afirma: «dado que nuestros jóvenes experimentan un nivel muy alto de alienación, debemos hacer una opción preferencial por los jóvenes». 


36. Numerosas síntesis señalan la falta de estructuras y formas adecuadas para acompañar a las personas con discapacidad y reclaman nuevos modos para acoger sus aportaciones y promover su participación. A pesar de sus propias enseñanzas, la Iglesia corre el peligro de imitar el modo en que la sociedad deja de lado a estas personas. «Las formas de discriminación enumeradas —la falta de escucha, la violación del derecho a elegir dónde y con quién vivir, la negación de los sacramentos, la acusación de brujería, los abusos— y otras, describen la cultura del descarte en relación a las personas con discapacidad. No surgen por casualidad, sino que tienen en común la misma raíz: la idea de que la vida de las personas con discapacidad valga menos que la de los demás» (Síntesis de la Consulta Sinodal Especial a las Personas con Discapacidad del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida). 


37. Del mismo modo, se destaca el compromiso del Pueblo de Dios por la defensa de la vida frágil y amenazada en todas sus etapas. Por ejemplo, para la Iglesia greco-católica ucraniana, forma parte de la sinodalidad «estudiar el fenómeno de la migración femenina y ofrecer apoyo a las mujeres de diferentes grupos de edad; prestar especial atención a las mujeres que deciden abortar por miedo a la pobreza material y al rechazo de sus familias en Ucrania; promover una labor educativa entre las mujeres que están llamadas a tomar una decisión responsable cuando atraviesan un momento difícil de su vida, con el objetivo de preservar y proteger la vida de los niños no nacidos y prevenir el recurso al aborto; hacerse cargo de las mujeres con síndrome postaborto». 


A la escucha de quien se siente abandonado y excluido 


38. Las síntesis muestran claramente que muchas comunidades han comprendido la sinodalidad como una invitación a escuchar a los que se sienten exiliados de la Iglesia. Los grupos que experimentan un sentimiento de exilio son diversos, empezando por muchas mujeres y jóvenes que no ven reconocidos sus dones y capacidades. Dentro de este conjunto heterogéneo de personas, muchos se consideran denigrados, abandonados, incomprendidos. La añoranza de un hogar caracteriza también a los que no están a gusto con el desarrollo litúrgico del Concilio Vaticano II. Para muchos, la experiencia de ser escuchados seriamente es transformadora y representa un primer paso para saberse incluidos. Sin embargo, es motivo de tristeza que algunos sientan que su participación en el proceso sinodal no ha sido apreciada. Se trata de un sentimiento que requiere comprensión y diálogo. 

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