jueves, 29 de febrero de 2024

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 1 DE MARZO DE 2024

 Mt 21,33-43.45-46: Este es el heredero: venid, lo matamos.

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

«Escuchad otra parábola:

"Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos.

Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.

Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo diciéndose: ‘Tendrán respeto a mi hijo’.

Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: ‘Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia’. 

Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron.

Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?"».

Le contestan:

«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo».

Y Jesús les dice:

«¿No habéis leído nunca en la Escritura:

"La piedra que desecharon los arquitectos 

es ahora la piedra angular.

Es el Señor quien lo ha hecho, 

ha sido un milagro patente"? 

Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».

Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos.

Y, aunque intentaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.


Reflexión


Decía un comentario sobre este pasaje: “Jesús no pronuncia un juicio, deja que sean ellos los que saquen las consecuencias”


En el caso nuestro, lo mismo, Jesús no nos juzga, y deja que sea su misma Palabra la que nos encare en nuestra verdad. Nuestra verdad en cuanto a la fidelidad a Él. 


Y así es Dios con nosotros continuamente. No pronuncia un juicio contra nosotros; deja que seamos nosotros los que descubramos nuestro camino. Deja que seamos nosotros los que descubramos nuestras incoherencias.


Y nos deja libres, porque tarde o temprano, al que desechamos se convierte en nuestra vida en piedra angular. Y es que, al final, todo cae, todo se erosiona, se gasta, se cansa...y entonces es cuando sólo queda Jesús. Entonces edificamos sobre Él y nuestra casa quedará a salvo. 


Pidámosle al Señor para que pronto lo descubramos como nuestra piedra angular.

Pidámosle al Señor que pronto lo busquemos.

Pidámosle al Señor que pronto lo descubramos.

Pidámosle al Señor que no lo desechemos.


Los fariseos y los sumos sacerdotes, “comprendieron que hablaba de ellos”.


Pidámosle al Señor que pronto descubramos que todo lo dice para nosotros, para darnos luz y orientación en la vida, para darnos fuerza (su gracia) y esperanza. 

martes, 27 de febrero de 2024

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO III DE CUARESMA. CICLO B

                   



HOJA PARROQUIAL

2 y 3 de Marzo de 2024

Domingo III de Cuaresma. Ciclo B


Parroquias de Ntra. Sra. de la Concepción,
de Ntra. Sra. del Carmen
y de San Joaquín y Santa Ana






















“No conviertan en un mercado la casa de mi Padre



    

    El Templo de Jerusalén era el lugar sagrado más significativo de la tradición religiosa y espiritual de Israel. Era el lugar donde se hacía memoria de la Ley que Dios había otorgado a su Pueblo por medio de Moisés como camino de santidad personal y comunitaria (Ex 20,1-17).

    

    En la época de Jesús, el Templo se había convertido en un lugar comercial, y su “celo” por el Padre lo movió a realizar un gesto significativo, al estilo profético; un gesto que quedó grabado en el corazón de las primeras comunidades donde se predicaba a “un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos, pero fuerza y sabiduría de Dios para los que han sido llamados”. (1Cor 1,22-25).

    



LECTURAS



Primera lectura del libro del Éxodo 20, 1-17


En aquellos días, el Señor pronunció estas palabras:

«Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud.

No tendrás otros dioses frente a mí.

No te fabricarás ídolos, ni figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra, o en el agua debajo de la tierra.

No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo el pecado de los padres en los hijos, hasta la tercera y la cuarta generación de los que me odian.

Pero tengo misericordia por mil generaciones de los que me aman y guardan mis preceptos.

No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso.

Recuerda el día del sábado para santificarlo.

Durante seis días trabajarás y harás todas tus tareas, pero el día séptimo es día de descanso, consagrado al Señor, tu Dios. No harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el emigrante que reside en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra, el mar y lo que hay en ellos; y el séptimo día descansó. Por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.

Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días en la tierra, que el Señor, tu Dios, te va a dar.

No matarás.
No cometerás adulterio.
No robarás.
No darás falso testimonio contra tu prójimo.
No codiciarás los bienes de tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo».


Salmo 18, 8. 9. 10. 11 R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.


La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.

El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R/.


Segunda lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 22-25


Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero para los llamados —judíos o griegos—, un Cristo que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.

Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.


Evangelio según san Juan 2, 13-25


Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:

«Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».

Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora».

Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
«Qué signos nos muestras para obrar así?».

Jesús contestó:
«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré».

Los judíos replicaron:
«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?».

Pero él hablaba del templo de su cuerpo.

Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba a ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.







3. Hacia una Iglesia sinodal misionera

 

75. Asimismo las Conferencias Episcopales se preguntan qué significa para ellas la sinodalidad: «también los obispos han rezado y conversado sobre la pregunta: ¿Cómo hacer y vivir una Conferencia Episcopal más sinodal? » (CE Paraguay). Por ejemplo, «las Conferencias Episcopales, incluso en su colegialidad y libertad de decisión, libre de cualquier tipo de presión, deberían incluir en sus debates y reuniones, en nombre de la sinodalidad, a representantes del clero y del laicado de las distintas diócesis» (Secretaría de Estado – Sección para el personal diplomático de la Santa Sede). 


76. Dentro de una dinámica continental, las Conferencias Episcopales podrán experimentar un nuevo papel, vinculado no sólo a la promoción de la comunión en su interior, sino también al diálogo entre Iglesias geográfica y culturalmente próximas. Además, la Etapa Continental, a través de la propuesta de celebrar asambleas eclesiales y episcopales, ofrecerá la oportunidad de experimentar concretamente cómo articular la sinodalidad eclesial y la colegialidad episcopal, así como de reflexionar sobre cómo mejorar la sintonía entre los modos ordinarios de ejercer el ministerio episcopal y la asunción de un estilo plenamente sinodal, punto sobre el que algunas síntesis expresan cierta dificultad. La relectura de la experiencia adquirida durante la Etapa Continental ayudará a discernir cómo proceder con mayor fluidez. 


77. Mucho más que las Iglesias latinas, las orientales ofrecen una gran riqueza de estructuras sinodales, que hoy están llamadas a renovarse: «las antiguas estructuras sinodales y los procesos eclesiales existentes en la Iglesia siro- malabar (Prathinidhiyogam, Palliyogam y Desayogam) expresan la naturaleza sinodal de la Iglesia a nivel local, regional y universal, y son útiles para formarnos en la sinodalidad. Están al servicio de las parroquias y comunidades que descubren el ejercicio colaborativo de los ministerios pastorales para proceder a la escucha del Espíritu Santo. Aún más, hay nuevas iniciativas e intentos que buscan fortalecer las estructuras sinodales de la Iglesia» (Iglesia católica siro- malabar). 


78. La dinámica de la corresponsabilidad, una vez más orientada a la misión común y al servicio de la misma, y no como una forma organizativa para repartir funciones y poderes, atraviesa todos los niveles de la vida eclesial. En el ámbito local, esta dinámica implica a los organismos de participación ya previstos en los distintos niveles, con las especificidades propias de los diferentes ritos, y aquellos que probablemente convenga instituir al servicio de una dinámica sinodal reforzada: «se ha hablado de la necesidad de contar con estructuras y organismos que reflejen auténticamente un espíritu de sinodalidad» (CE Corea). Se trata, en primer lugar, de los consejos pastorales, llamados a ser, cada vez más, lugares institucionales de inclusión, diálogo, transparencia, discernimiento, evaluación y responsabilidad de todos. En nuestra época son indispensables. Luego están los consejos económicos, diocesanos y parroquiales, sin olvidar los consejos episcopales y presbiterales en torno al obispo. No son pocas las síntesis que muestran la necesidad de que estos organismos no sean meramente consultivos, sino lugares donde las decisiones se tomen en base a procesos de discernimiento comunitario y no según el principio de las mayorías, como viene siendo el uso en los regímenes democráticos. 

 

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 29 DE FEBRERO DE 2024

Lc 16,19-31: Recibiste bienes, y Lázaro males: ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado.


En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:

«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día.

Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico.

Y hasta los perros venían y le lamían las llagas.

Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán.

Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritando, dijo:

"Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas".

Pero Abrahán le dijo:

"Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado.

Y, además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros".

Él dijo:

"Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que les dé testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento".

Abrahán le dice:

"Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen".

Pero él le dijo:

"No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán".

Abrahán le dijo:

"Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto"».


Reflexión


Este texto, nos invita a considerar la vida desde la eternidad, desde el fin: “Recibiste tus bienes, y Lázaro males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces”.


Decía un sabio: “vive la vida como si fuese el último día”. Nos enseña a ser agradecido y a aprender a mirar a los demás. A su vez, también nos ayuda a poner todo en su justo precio. Nos enseña a distinguir lo que realmente vale de lo que no vale. 


Nos puede hacer recapacitar, porque muchas veces, vemos la muerte como algo tan lejano que no nos lo planteamos. Podríamos preguntarnos: si yo muriera hoy, que me gustaría haber hecho, vivido. No pensemos en los deseos que uno quisiera lograr. Piensa más bien: Si te encontraras con Dios ahora mismo, cuál quisieras que fuera tu carta de presentación...


Por tanto, el tiempo es breve, “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. Hoy es mi eternidad. Hoy es la llamada. Hoy es el momento. Hoy es tu oportunidad. 


Pidámosle a Dios que nos de fuerzas para encaminarnos hoy a la transformación de lo quisiéramos ser ante su Presencia.  

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 28 DE FEBRERO DE 2024

Mt 20,17-28: Lo condenarán a muerte.

En aquel tiempo, mientras iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino: 

- «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará.» 

Entonces se le acercó la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: 

- «¿Qué deseas?» 

Ella contestó: 

- «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.» 

Pero Jesús replicó: 

- «No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?» 

Contestaron: 

- «Lo somos.» 

Él les dijo: 

- «Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a su izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre.» 

Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: 

- «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.»


Reflexión


En el día de hoy, sólo me fijaré en dos expresiones de Jesús. 

  1. “Mirad que estamos subiendo a Jerusalén”. Como todo el evangelio, está escrito para mí. Es un aviso del camino, proceso en el que estamos. A la mitad de la segunda semana, puede ser que no he puesto toda la intensidad en vivirla. O puede que me haya ido aflojando en este caminar. O incluso, que todavía no haya concretado como la voy a vivir. Me recuerda que la Cuaresma es subir a Jerusalén, es salir de mi posición, desinstalarme. No acomodarme en mi estilo de vida, sino seguir a Jesús en la subida a Jerusalén.
  2. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?”. Mi respuesta es no. No tengo fuerzas. Pero sí le pido al Señor, que me de fuerzas, que me ayude. ¡Cuanto me gustaría poder acompañarlo, poder beber el cáliz con Él.! Pero soy muy débil. Por eso le pido, poder estar con Él hasta el final. Entregar la vida. Sé que si empiezo a caminar de su mano, podré llegar. Intento aferrarme a su mano y no soltarla, por más que los zarandeos del camino, me la aflojen.

 

domingo, 25 de febrero de 2024

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 26 DE FEBRERO DE 2024

 Lc 6,36-38: Perdonad y seréis perdonados.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-«Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo;

no juzguéis, y no seréis juzgados;

no condenéis, y no seréis condenados;

perdonad, y seréis perdonados;

dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante.

La medida que uséis, la usarán con vosotros.»


Reflexión


El evangelio de Lucas es conocido por ser el evangelio que muestra con mayor sensibilidad la misericordia de Dios. Tanto es así, que las palabras que dijo Jesús a sus discípulos: “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo”, tiene su paralelo en Mateo: “Sed perfectos, como vuestro Padre es perfecto”, que a su vez tiene correspondencia con el Levítico: “Sed santos, como vuestro Padre es santo”. Por tanto, la perfección, la santidad y la compasión (misericordia) son equivalentes. La santidad es la misericordia. La perfección es la santidad.


Es importante que nos quedemos en esto, que modifica la orientación que podríamos tener en nuestra vida cristiana. Esta misericordia también debe ser el motor e incluso la meta de nuestra vida. Y para que no se queden en palabras bonitas y universales; Jesús concreta: no juzgar, no condenar, perdonar y dar.


Es el ideal de la comunidad cristiana. Este es el ideal de la Iglesia. Así debemos ser y actuar. 


jueves, 22 de febrero de 2024

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 23 DE FEBRERO DE 2024

 Mt 5,20-26: Vete primero a reconciliarte con tu hermano.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-«Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.»


Reflexión


Jesús nos exige una justicia superior a la mayoría, y es lógico. Nos pide superar el clásico “cumplimiento”. Y es que la vida cristiana no tiene esas coordenadas, sino el de una relación con Jesús, un seguimiento de su persona. 


Hablamos del mandamiento principal, pero no lo llevamos a la práctica o la importancia que tiene. De manera que la reconciliación con el hermano puede esperar. ¡Pues no!. Es lo primero, de manera que deberías arreglarlo antes de la celebración. Y comulgamos, muchas veces, con el cuerpo de Cristo (la hostia consagrada), pero al mismo tiempo no comulgamos el cuerpo de Cristo (el hermano). Sería una contradicción, y también un sacrilegio.


La reconciliación no puede esperar, el Señor, sí. Esta parte del evangelio está por estrenar. Está claro, que no siempre está en mi mano, pero Dios si me va a pedir mi responsabilidad. 


En este tiempo de Cuaresma, pidámosle al Señor que cobre importancia en mí, mi relación con el hermano, mi prójimo.