Ayer se me ocurrió hacer una pequeña meditación sobre los misterios de gloria, y hoy, dado que vamos a salir en procesión rezando el rosario en los misterios de gozo, voy a intentar sacar alguna enseñanza que nos da María.
Partimos de la premisa de San Pablo VI: el mejor culto a la Virgen María es la imitación de sus virtudes.
Meditar los misterios «gozosos» significa adentrarse en los motivos últimos de la alegría cristiana y en su sentido más profundo. Significa fijar la mirada sobre lo concreto del misterio de la Encarnación y sobre el sombrío preanuncio del misterio del dolor salvífico. María nos ayuda a aprender el secreto de la alegría cristiana, recordándonos que el cristianismo es ante todoevangelion, 'buena noticia', que tiene su centro o, mejor dicho, su contenido mismo, en la persona de Cristo, el Verbo hecho carne, único Salvador del mundo. (Rosarium Virginis Mariae 20)
Primer misterio: La encarnación. El comienzo de la Salvación. María no es un mero eslabón. Es fundamental, claro porque es la Madre. Me refiero a que es fundamental porque dependemos del SI de María. Así el misterio de la redención depende de María. María es la que encarna a Jesús. María es la que nos enseña a encarnar a Jesús en nuestra vida. María es la que nos enseña a visibilizar a Jesús.
Segundo misterio: la Visitación. También de gozo, y trae una alegría muy especial a Juan y a Isabel. No nos olvidemos, la visita es una encomienda. María va a ayudar a su prima. María nos enseña y ayuda a que nuestras presencias sean presencias salvadoras, presencias gozosas.
Tercer misterio: Nacimiento de Jesús. María nos da a la Luz. Jesús es la Luz del mundo. María nos lo trae. Nos lo da. Siempre nos lo da. Como dijo el Papa Francisco: "María es la que sabe transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura. "
Cuarto misterio: Presentación de Jesús en el templo. María también lo muestra al mundo. Y lo que comienza como un acontecimiento gozoso termina en un drama. Recibe un mazazo que le va a acompañar toda la vida. Y lo lleva a la oración...(meditaba todo en su corazón). Y Dios le va a ayudar a encajar esa noticia en el plan de salvación. ¡Cuántas veces necesitamos de esa sabiduría de Dios ante acontecimientos en nuestra vida!
Quinto misterio: Niño Jesús perdido y hallado en el templo. Estamos de fiesta. Vamos a Jerusalén. Y se pierde el niño. Se pierde Jesús. ¡Cuántas veces lo hemos perdido! ¿Cuántas veces lo hemos buscado? ¿Lo hemos buscado denodadamente? ¿No sabías que tu padre y yo te hemos buscado angustiados? Es María la que nos recuerda que nuestra vida no sirve de nada sin Jesús. Y si lo perdemos, o si nos perdemos, ella nos lleva a Él.
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