miércoles, 22 de noviembre de 2023

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO XXXIV DEL TIEMPO ORDINARIO. FESTIVIDAD DE CRISTO REY. CICLO A

       

   










HOJA PARROQUIAL

25 y 26 de Noviembre del 2023

                   Domingo XXXIV del tiempo ordinario. Ciclo A

FESTIVIDAD DE CRISTO REY

Parroquias de Ntra. Sra. de la Concepción,
de Ntra. Sra. del Carmen
y de San Joaquín y Santa Ana





“ Venid, heredad el reino preparado para vosotros ”



  




    En 1925  Pío XI estableció  la fiesta litúrgica de Jesucristo rey del universo. Por esas fechas era ya manifiesta la apostasía de las masas y los Estados modernos no aceptaban la tutela de la religión cristiana. Para responder a estos fenómenos el papa en la encíclica Quas Primas quiso destacar la soberanía de Jesucristo sobre todas las personas e imperios de la tierra.


    A la hora de concretar la naturaleza o condición de esta soberanía, se da por supuesta la confesión de Jesús en vísperas de su muerte. Las autoridades denuncian ante Poncio Pilatos, gobernador del imperio romano en Jerusalén, que Jesús pretende ser rey de los judíos. Y el gobernador le pregunta: ¿tú eres rey?. Jesús no lo niega pero matiza: “mi reino no es como los de este mundo”; no funciona con la lógica del poder y de las armas.  Y añade:


    “Sí, como dices soy rey. Para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz”. Pilato interroga: “¿y qué es la verdad”. Jesús no responde con palabras sino con la entrega libre hasta la muerte por amor a todos. 


    Con buen sentido esta festividad se celebra en la última semana de año litúrgico.  Jesucristo, Presencia de Dios amor (Abba)  y humanidad que se abre  libre y totalmente a esa presencia, da sentido a la espiritualidad  y a todas las  fiestas que, a lo largo del año, celebra la  comunidad cristiana. Más aún sugiere la conducta no sólo para los cristianos y  para los fieles de otras religiones,  sino también para los que, sin  practicar ninguna religión, buscan con sincero corazón y tratan de actuar con rectitud. 




LECTURAS



Primera lectura de la profecía de Ezequiel 34, 11-12. 15-17


Esto dice el Señor Dios:
«Yo mismo buscaré mi rebaño
y lo cuidaré.
Como cuida un pastor de su grey dispersa,
así cuidaré yo de mi rebaño
y lo libraré,
sacándolo de los lugares por donde se había dispersado
un día de oscuros nubarrones.
Yo mismo apacentaré mis ovejas
y las haré reposar
—oráculo del Señor Dios—.
Buscaré la oveja perdida,
recogeré a la descarriada;
vendaré a las heridas;
fortaleceré a la enferma;
pero a la que está fuerte y robusta la guardaré:
la apacentaré con justicia».
En cuanto a vosotros, mi rebaño,
esto dice el Señor Dios:
«Yo voy a juzgar entre oveja y oveja,
entre carnero y macho cabrío».


Salmo 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6 R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.


El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar. R/.

Me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre. R/.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.


Segunda lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 20-26. 28


Hermanos:
Cristo ha resucitado de entre los muertos y es primicia de los que han muerto.
Si por un hombre vino la muerte, por un hombre vino la resurrección. Pues lo mismo que en Adán mueren todos, así en Cristo todos serán vivificados.
Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después todos los que son de Cristo, en su venida; después el final, cuando Cristo entregue el reino a Dios Padre, cuando haya aniquilado todo principado, poder y fuerza.
Pues Cristo tiene que reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies. El último enemigo en ser destruido será la muerte.
Cuando le haya sometido todo, entonces también el mismo Hijo se someterá al que se lo había sometido todo.
Así Dios será todo en todos.


Evangelio según san Mateo 25, 31-46


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha:
“Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”.
Entonces los justos le contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.
Y el rey les dirá:
“En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.
Entonces dirá a los de su izquierda:
“Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”. Entonces también estos contestarán:
“Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”.
Él les replicará:
“En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”.
Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».






3. Hacia una Iglesia sinodal misionera

 

3.1 La escucha que se convierte en acogida 


32. En este viaje, las Iglesias se han dado cuenta de que el camino hacia una mayor inclusión —la tienda extendida— se realiza de un modo gradual. Comienza por la escucha y requiere de una conversión más amplia y profunda en las actitudes y las estructuras, de nuevos enfoques en el acompañamiento pastoral y de la disposición a reconocer que las periferias pueden ser el lugar donde resuena una llamada a la conversión y a poner en práctica el Evangelio más decididamente. Escuchar requiere reconocer al otro como sujeto del propio viaje. Cuando lo conseguimos, los demás se sienten acogidos, no juzgados, libres de compartir su camino espiritual. Esto se ha experimentado en muchos contextos y para algunos ha sido el aspecto más transformador de todo el proceso. La experiencia sinodal puede leerse como un camino de reconocimiento para aquellos que no se sienten suficientemente reconocidos en la Iglesia. Esto es especialmente cierto para aquellos laicos y laicas, diáconos, consagradas y consagrados que anteriormente tenían la sensación de que la Iglesia institucional no estaba interesada en su experiencia de fe o en sus opiniones. 


33. Las síntesis también reflexionan sobre la dificultad de escuchar profundamente y aceptar ser transformados por esta escucha, destacan la falta de procesos comunitarios de escucha y discernimiento, y reclaman una mayor formación en este ámbito. Además, señalan la persistencia de obstáculos estructurales, por ejemplo: estructuras jerárquicas que favorecen las tendencias autocráticas; una cultura clerical e individualista que aísla a los individuos y fragmenta las relaciones entre sacerdotes y laicos; disparidades socioculturales y económicas que benefician a las personas ricas e instruidas; la ausencia de espacios “intermedios” que favorezcan los encuentros entre miembros de grupos que se encuentren divididos. La síntesis de Polonia afirma que «no escuchar conduce a la incomprensión, la exclusión y la marginación. Como consecuencia adicional, conduce a la cerrazón, la simplificación, la falta de confianza y los temores que destruyen la comunidad. Cuando los sacerdotes no quieren escuchar, encontrando excusas, por ejemplo, en el gran número de actividades, o cuando las preguntas quedan sin respuesta, nace un sentimiento de tristeza y extrañeza en el corazón de los fieles laicos. Sin la escucha, las respuestas a las dificultades de los fieles se sacan fuera de contexto y no abordan la esencia de los problemas que experimentan, convirtiéndose en moralismos vacíos. Los laicos consideran que evitar la escucha sincera se debe al miedo a tener que asumir un compromiso pastoral. Un sentimiento similar crece cuando los obispos no tienen tiempo para hablar con los fieles y escucharlos». 


34. Al mismo tiempo, las síntesis son sensibles a la soledad y al aislamiento de muchos miembros del clero, que no se sienten escuchados, sostenidos y apreciados: quizá una de las voces menos evidentes en las síntesis es precisamente la de los sacerdotes y obispos que hablan de sí mismos y de su experiencia de caminar juntos. Debe reservarse una escucha especialmente atenta a los ministros ordenados en lo que se refiere a las dimensiones afectivas y sexuales de su vida. También se señala la importancia de disponer formas adecuadas de acogida y protección para las mujeres y eventuales hijos de los sacerdotes que han faltado al voto de celibato, ya que de otro modo corren el riesgo de sufrir graves injusticias y discriminaciones. 


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