HOJA PARROQUIAL
9 y 10 de Diciembre de 2023
Domingo II de Adviento. Ciclo B
“ Preparad el camino del Señor ”
Por medio del profeta Isaías, el Señor infunde esperanza y consuelo a su pueblo, pues regresará junto a él, le perdonará y, cariñosamente, le tomará en brazos. Por eso pide que desde Sion se envíe un emisario que anuncie en el desierto: «Preparad el camino del Señor».
Proclamando el salmo 84, escuchamos esperanzados la promesa del Señor. Él vendrá a traernos la paz y la justicia, la misericordia y la fidelidad, la salvación y la gloria.
En su segunda carta, san Pedro nos anuncia que el Señor regresará en algún momento. No sabemos cuándo, pero es seguro que lo hará. Por ello debemos tener paciencia, procurando estar siempre bien preparados, para que el Señor nos encuentre en paz, limpios e irreprochables.
San Marcos comienza su Evangelio hablándonos del anuncio de san Juan Bautista. Él es el mensajero del que nos habló el profeta Isaías, el que proclama en el desierto la venida del Salvador, y el que ayuda al pueblo a prepararse para tal acontecimiento. Así es, san Juan Bautista ofrece al pueblo un purificador bautismo de arrepentimiento y conversión interior, para que todos los que lo deseen puedan vivir el Reino de Dios.
LECTURAS
Primera lectura del libro de Isaías 40, 1-5. 9-11
Salmo 84, 9ab 10. 11-12. 13-14 R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación
Segunda lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro 3, 8-14
Pero el Día del Señor llegará como un ladrón. Entonces los cielos desaparecerán estrepitosamente, los elementos se disolverán abrasados y la tierra con cuantas obras hay en ella quedará al descubierto.
Puesto que todas estas cosas van a disolverse de este modo, ¡qué santa y piadosa debe ser vuestra conducta, mientras esperáis y apresuráis la llegada del Día de Dios!
Ese día los cielos se disolverán incendiados y los elementos se derretirán abrasados. Pero nosotros, según su promesa, esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia.
Por eso, queridos míos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, intachables e irreprochables.
Evangelio según san Marcos 1, 1-8
Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
Se presentó Juan en el desierto bautizando y predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Acudía a él toda la región de Judea y toda la gente de Jerusalén. Él los bautizaba en el río Jordán y confesaban sus pecados.
3. Hacia una Iglesia sinodal misionera
3.1 La escucha que se convierte en acogida
39. Entre los que piden un diálogo más incisivo y un espacio más acogedor encontramos a quienes, por diversas razones, sienten una tensión entre la pertenencia a la Iglesia y sus propias relaciones afectivas, como, por ejemplo: los divorciados vueltos a casar, los padres y madres solteros, las personas que viven en un matrimonio polígamo, las personas LGBTQ. Las síntesis muestran cómo este reclamo de una acogida desafía a muchas Iglesias locales: «la gente pide que la Iglesia sea un refugio para los heridos y rotos, no una institución para los
perfectos. Quieren que la Iglesia salga al encuentro de las personas allí donde se encuentren, que camine con ellas en lugar de juzgarlas, que establezca relaciones reales a través de la atención y la autenticidad, y no con un sentimiento de superioridad» (CE Estados Unidos). También revelan incertidumbres sobre cómo responder a ellos, y expresan la necesidad de un discernimiento por parte de la Iglesia universal: «hay un nuevo fenómeno en la Iglesia que es una novedad absoluta en Lesotho: las relaciones entre personas del mismo sexo. [...] Esta novedad es confusa para los católicos y para los que la consideran un pecado. Sorprendentemente, hay católicos en Lesotho que han empezado a practicar este comportamiento y esperan que la Iglesia los acoja a ellos y a su forma de comportarse. [...] Esto es un reto problemático para la Iglesia porque estas personas se sienten excluidas» (CE Lesotho). Por otra parte, los que han dejado el ministerio ordenado para casarse también piden mayor acogida y apertura al diálogo.
40. A pesar de las diferencias culturales, existen notables similitudes entre los distintos continentes en lo que respecta a los que se perciben como excluidos, en la sociedad y también en la comunidad cristiana. En muchos casos su voz ha estado ausente del proceso sinodal, y aparecen en las síntesis sólo porque otros hablan de ellos, lamentando su exclusión: «lamentamos como Iglesia en Bolivia, que no hemos podido llegar de manera efectiva a los pobres de las periferias y lugares alejados» (CE Bolivia). Entre los grupos excluidos más mencionados están: los más pobres, los ancianos solos, los pueblos indígenas, los emigrantes sin pertenencia alguna que llevan una existencia precaria, los niños de la calle, los alcohólicos y drogadictos, los que han caído en las manos de la delincuencia y aquellos para los que la prostitución es la única posibilidad de supervivencia, las víctimas de la trata de personas, los supervivientes de abusos (en la Iglesia y fuera de ella), los presos, los grupos que sufren discriminación y violencia por motivos de raza, etnia, género, cultura y sexualidad. En las síntesis todos ellos aparecen como personas con rostros y nombres, que llaman a la solidaridad, al diálogo, al acompañamiento y a la acogida.
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