Miércoles Santo
Queridos hermanos y hermanas
La mayoría de las veces, lo que se repite tiene mucha importancia. En la semana santa tenemos ayer y hoy, el mismo incidente de la traición de Judas, por supuesto narrado por diferentes evangelistas. La traición de alguien muy cercano nos duele mucho. Puede ser el esposo, esposa, un familiar, un amigo o un compañero de trabajo. La traición realmente escuece y nos hace sentir profundamente heridos. Pero incluso en ese dolor, hay una oportunidad para que crezcamos más cerca de Dios y construyamos relaciones más fuertes basadas en el amor y la confianza.
Los comentarios bíblicos atribuyen motivos a la traición de Judas a Jesús. Se dice que puede estar motivado por la codicia. Si aún recordamos el Evangelio del pasado Lunes Santo en el que Jesús visitó a Marta, María y Lázaro y en el que María, para mostrar su gratitud a Jesús, le lavó los pies y le roció la cabeza con su costoso perfume... Judas protestó contra ese acto. Dijo que si ese perfume "desperdiciado" se vendía, el dinero podría darse a los pobres. Pero en realidad Judas no se preocupaba por los pobres.
Una vez más, los comentarios bíblicos dicen que Judas estaba impaciente. Tal vez pensaba que Jesús tardaba demasiado en instaurar su reino mesiánico. O el comportamiento de Jesús no respondía a sus expectativas. Quería cambiar la vida y la misión de Jesús en lugar de que él cambiara la suya y siguiera a Jesús. Lo mismo ocurre con nosotros. Tenemos la tentación de utilizar a Dios para nuestros propios fines. En lugar de que seamos nosotros quienes cambiemos por él, ahora es Dios quien debe cambiar.
Independientemente de los motivos, muchos biblistas coinciden en que Judas nunca creyó que su traición llevaría a la muerte de Jesús. Se escandalizó cuando Jesús fue condenado a muerte. Al igual que Judas, podemos traicionar a Jesús con nuestras acciones, lo que provocará la muerte de la bondad en el mundo. Dejemos que el incidente de la traición de Judas nos enseñe una lección para que nuestras intenciones sean puras en todas nuestras actividades. Que Dios nos bendiga con su gracia. Amén.
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