miércoles, 19 de junio de 2024

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B

                                   



HOJA PARROQUIAL

22 y 23 de Junio de 2024

Domingo XII del Tiempo Ordinario. Ciclo B


Parroquias de Ntra. Sra. de la Concepción,
de Ntra. Sra. del Carmen
y de San Joaquín y Santa Ana



Los textos son cogidos de la página de 









“¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el mar le obedecen!


LECTURAS



Primera lectura del Libro de Job 38, 1. 8-11


El Señor habló a Job desde la tormenta:

«¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando escapaba impetuoso de su seno, cuando le puse nubes por mantillas y nubes tormentosas por pañales, cuando le establecí un límite poniendo puertas y cerrojos, y le dije: “Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas”?».


Salmo 106, 23-24. 25-26. 28-29. 30-31 R/. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.


Entraron en naves por el mar,
comerciando por las aguas inmensas.
Contemplaron las obras de Dios,
sus maravillas en el océano. R/.

Él habló y levantó un viento tormentoso,
que alzaba las olas a lo alto;
subían al cielo, bajaban al abismo,
el estómago revuelto por el mareo. R/.

Pero gritaron al Señor en su angustia,
y los arrancó de la tribulación.
Apaciguó la tormenta en suave brisa,
y enmudecieron las olas del mar. R/.

Se alegraron de aquella bonanza,
y él los condujo al ansiado puerto.
Den gracias al Señor por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres. R/.


Segunda lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 5, 14-17


Hermanos:

Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron.

Y Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.

De modo que nosotros desde ahora no conocemos a nadie según la carne; si alguna vez conocimos a Cristo según la carne, ahora ya no lo conocemos así.

Por tanto, si alguno está en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo.


Evangelio según San Marcos 4, 35-41


Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:

«Vamos a la otra orilla».

Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre su cabezal.

Lo despertaron, diciéndole:
«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».

Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar:
«¡Silencio, enmudece!».

El viento cesó y vino una gran calma.

Él les dijo:
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».

Se llenaron de miedo y se decían unos a otros:
«¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar le obedecen!».



Los textos son cogidos de la página de 






ver


El mar siempre ha atraído al ser humano, unas veces en sentido positivo por su belleza, grandiosidad, la vida que contiene… y otras veces en sentido negativo, por su fuerza destructora, por el misterio que encierra en sus profundidades. El mar es uno de los símbolos de los meses de verano, y algo muy relajante es estar sentado tranquilamente contemplándolo. El sonido de las olas, la brisa marina, nos ofrecen el marco adecuado para poder hacer algo necesario pero para lo que no solemos encontrar tiempo, que es reflexionar sobre nuestra vida. Porque nuestra vida a menudo también se compara con el mar, con sus períodos de calma y con las tempestades que la azotan.



juzgar



El mar está muy presente en la Biblia, desde el Génesis al Apocalipsis. Generalmente tiene un sentido peligroso y amenazador, en donde viven criaturas monstruosas (como el Leviatán) o los poderes malignos que se oponen a Cristo, como en el Apocalipsis. Pero también es un lugar donde se manifiesta el poder de Dios, como en el paso del Mar Rojo, porque Dios es superior a esas fuerzas malignas. Así lo hemos escuchado en la 1ª lectura: “¿Quién cerró el mar con una puerta… aquí se romperá la arrogancia de tus olas?”.

Y en los Evangelios encontramos el mar de Galilea, o de Tiberíades, donde Jesús llamó a sus primeros discípulos a seguirle, y donde enseñó, y realizó milagros y curaciones.

Allí se desarrolla el pasaje que hemos escuchado en el Evangelio. “Jesús se puso a enseñar otra vez junto al mar. Acudió un gentío tan enorme, que tuvo que subirse a una barca y, ya en el mar, se sentó; y el gentío se quedó en tierra junto al mar”. Y, poco después, Jesús realiza el signo de la tempestad calmada.

Teniendo presente toda la escena, hoy podemos imaginarnos que estamos sentados junto al mar, con Jesús, como aquella multitud, para contemplar nuestra vida guiada por la fe.

Y lo primero es pensar si tengo verdadero interés en dejarme enseñar por Jesús, si acudo allí donde sé que voy a poder conocerlo mejor (Equipos de Vida, charlas, cursos…), aunque me cueste.

“Jesús dijo a sus discípulos: ‘Vamos a la otra orilla’”. ¿Mi vida de fe está ‘amarrada’, me quedo en ‘puerto seguro’, o estoy dispuesto a ‘ir a la otra orilla’, a participar en celebraciones, encuentros o actividades que se desarrollen más allá de los límites de mi parroquia, asociación o movimiento?

“Se levantó una fuerte tempestad”: ¿Qué ‘tempestades’, problemas, situaciones difíciles… he vivido? ¿Estoy atravesando alguna ‘tempestad’ en este momento? ¿Cómo la estoy afrontando?

“Él estaba en la popa…”: La popa es la parte posterior de una embarcación. ¿Qué lugar ocupa Jesús en mi vida? ¿Lo he relegado a ‘mi popa’, hay otros intereses, ocupaciones… por delante de Él?

“…dormido”: ¿Mi fe se ha ‘dormido’, se ha vuelto rutinaria? ¿Jesús está ‘dormido’ en mí? ¿Tengo con Él una relación viva, dialogo con Él en la oración, presto atención a su Palabra, participo de forma consciente y activa en la Eucaristía porque es mi encuentro vivo con Él?

“¿No te importa que perezcamos?”: ¿En qué ocasiones difíciles, propias o ajenas, he preguntado esto mismo a Jesús? ¿He experimentado alejamiento o indiferencia de Dios hacia mí?

“¿Por qué tenéis miedo?”: ¿A qué tengo miedo? ¿Hay algo que me haga dudar de la fe en Él?

“¿Aún no tenéis fe?”: La fe es nuestra respuesta al don que Dios hace de sí mismo. ¿Puedo afirmar que ‘tengo fe’, me fío del Señor, aun en medio de las ‘tormentas’ o cuando parece ‘dormido’? ¿Estoy esperando signos o pruebas… de que Jesús actúa en mi vida para, entonces, creer en Él?



actuar





Por eso, hoy también debemos preguntarnos, como los discípulos: “¿Pero quién es éste?” ¿Quién es Jesús para mí, qué experiencia personal tengo de Él? ¿Sé explicar a otros quién es Él? 

Es muy comprensible que experimentemos preocupación e incluso miedo ante las ‘tempestades’ que sufrimos en nuestra vida. Por eso, del mismo modo que necesitamos tiempos de descanso para aliviar tensiones, también necesitamos tiempo para reflexionar sobre nuestra vida de fe. 

Aprovechemos que en verano, generalmente, el ritmo cotidiano se vuelve más relajado para ‘contemplar el mar’ de nuestra vida junto a Jesús, y así poder ser conscientes de su presencia salvadora también en medio de las tempestades de la vida.






SECRETARÍA GENERAL DEL SÍNODO


¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?


Cinco perspectivas para profundizar teológicamente con vistas a la Segunda Sesión


de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos


V. El método sinodal


El Grupo de Trabajo, que asumirá la perspectiva transversal del método sinodal, explorará puntos como:


a) la fecunda relación entre el arraigo litúrgico y sacramental de la vida sinodal de la Iglesia (escucha de la Palabra y celebración de la Eucaristía) y la práctica del discernimiento eclesial;


b) una mejor clarificación de la configuración de la conversación en el Espíritu” teniendo en cuenta la pluralidad de declinaciones que conoce a partir de la experiencia de múltiples espiritualidades eclesiales y de diferentes contextos culturales (cf. IdS 2i-j);


c) la invitación formulada por la Primera Sesión de la Asamblea Sinodal, por una parte, a “aclarar en qué modo la conversación en el Espíritu puede integrar las aportaciones del pensamiento teológico y de las ciencias humanas y sociales” (IdS 2h), y por otra, a que “los expertos en los diferentes campos del saber a madurar una sabiduría espiritual que haga de su competencia especializada un verdadero servicio eclesial” (IdS 15i) mediante la escucha mutua, el diálogo y la participación en el discernimiento comunitario;


d) la focalización de los criterios de discernimiento teológico y disciplinar, clarificando la relación circular, en obediencia a la Revelación y a la escucha de los signos de los tiempos, entre el sensus fidei de todo el Pueblo de Dios y el Magisterio de los Pastores, en la perspectiva del “cambio de época” que estamos viviendo;


e) la articulación entre elaboración de decisiones (decision making) y toma de decisiones (decision taking) en la perspectiva eclesiológica de la relación entre la participación de todos y el ejercicio específico de la autoridad por parte de algunos, identificando y especificando las esferas de competencia (doctrinal, pastoral, cultural) de los distintos sujetos eclesiales y de los distintos organismos y eventos en los que se expresa la práctica de la sinodalidad;


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