La vida parroquial de las Parroquias de la Concepción, el Carmen y San Joaquín y Santa Ana
lunes, 29 de julio de 2024
sábado, 27 de julio de 2024
jueves, 25 de julio de 2024
HOJA PARROQUIAL. DOMINGO XVII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B
HOJA PARROQUIAL
27 y 28 de Julio de 2024
Domingo XVII del Tiempo Ordinario. Ciclo B
“Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron”
LECTURAS
Primera lectura del Libro segundo de los Reyes 4, 42-44
Salmo 144, 10-11. 15-16. 17-18 R: Abres tú la mano, Señor, y nos sacias.
Segunda lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 4, 1-6
Evangelio según san Juan 6, 1-15
Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.
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Hace un tiempo entró en vigor la ‘Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario’, por la que bares y restaurantes estaban obligados a ofrecer a sus clientes la posibilidad de llevarse los alimentos que no hayan consumido. Y es que, a nivel mundial, se desperdician o pierden alrededor de un tercio de los alimentos que se producen. La principal consecuencia, como constantemente nos recuerda Manos Unidas, es que cientos de millones de personas padezcan hambre en el mundo cuando hay alimentos de sobra para todos. Otras consecuencias son el desperdicio de recursos como la tierra, el agua, la energía… El desperdicio podría evitarse si todos nos concienciamos y actuamos responsablemente en nuestro día a día.
juzgar
Los domingos del ciclo litúrgico «B» leemos el Evangelio según san Marcos, pero durante varios domingos interrumpimos esta lectura para seguir el capítulo 6 del Evangelio según san Juan.
Hemos escuchado que a Jesús “lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos”. El evangelista san Juan no habla de ‘milagros’ sino de ‘signos’, porque lo importante no es el hecho en sí, sino lo que ese hecho significa, lo que Jesús quiere transmitirnos. Y Jesús ha hecho el signo de la multiplicación de los panes y los peces, que es recogido por los cuatro evangelistas. Pero en la narración de san Juan encontramos algunos detalles para profundizar.
“Estaba cerca la Pascua”. San Juan ofrece este dato para relacionar el signo que va a realizarse con el gran ‘Signo’ que es la Eucaristía, como veremos en los próximos domingos.
“Dice a Felipe: ¿Con qué compraremos panes para que coman éstos? Lo decía para probarlo, pues bien sabía Él lo que iba a hacer”. Jesús no hace signos para ‘lucirse’, sino que implica a sus discípulos en esos signos.
“Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?”. El pan de cebada, inferior al de trigo, era el pan de los pobres. Pero este muchacho pobre es el primer elemento del signo, porque pone todo lo que tiene, aunque sea poco, a disposición de Jesús.
“Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda”. Como un anticipo de la Ley de Prevención del Desperdicio Alimentario, Jesús pide que no se desperdicie nada, “y llenaron doce canastos”. Parecía que no había nada que comer, pero todos se saciaron y sobró.
Como discípulos suyos, Jesús también nos implica a nosotros para que no nos quedemos en el ‘milagro’ sino que nos adentremos en el ‘signo’, en lo que hoy significa para nosotros. Domingo tras domingo participamos en la Eucaristía, y Jesús repite el signo: parte y reparte el Pan que es su Cuerpo para alimentarnos en nuestro caminar diario. ¿Qué es lo que me trae aquí? ¿Tengo ‘hambre’ de Dios? ¿O busco algún ‘milagro’ personal, o vengo por costumbre, o para cumplir?
“Decid a la gente que se siente en el suelo”. ¿Cómo aprovecho este alimento? ¿Vengo dispuesto a ‘degustarlo’, o espero un ‘servicio de comida rápida’ para seguir luego con mis cosas?
Y hoy Jesús también nos pide particularmente: “Recoged los pedazos que han sobrado. Que nada se pierda”. ¿Qué repercusión tiene en mi vida, durante el resto de la semana, la celebración de la Eucaristía dominical? Igual que en bares y restaurantes, ¿‘recojo’ algo de la celebración para ‘llevármelo’ y que me ‘alimente’? ¿O ‘dejo perder’ lo que he celebrado y al poco de salir ya no me acuerdo?
Y otro modo de “que nada se pierda” es no quedarme para mí el ‘alimento’ que he recibido. Mirando a ese muchacho pobre que pone lo poco que tiene a disposición de Jesús, ¿cómo ‘reparto’ a otros lo que he recibido de Jesús? ¿Ofrezco lo ‘poco’ que tengo? ¿Qué compromiso evangelizador tengo para que otros puedan tener una vida más digna en lo material y, además, puedan conocer a Jesús?
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SECRETARÍA GENERAL DEL SÍNODO
¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?
Cinco perspectivas para profundizar teológicamente con vistas a la Segunda Sesión
de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos
La primera orientación consiste en mantener viva la dinámica sinodal en las Iglesias locales, para que un número cada vez mayor de personas pueda vivirla directamente. Reiteramos aquí la invitación a todas las diócesis a releer el Informe de Síntesis para identificar las sugerencias más significativas para su situación y, a partir de ellas, activar “iniciativas más adecuadas para implicar a todo el Pueblo de Dios” (Hacia octubre de 2024, n. 2).
La segunda orientación consiste en profundizar, de manera sinodal, una serie de temas de gran importancia, que «requieren ser tratados a nivel de toda la Iglesia y en colaboración con los Dicasterios de la Curia Romana» (ibid., Introducción). Se están constituyendo Grupos de Estudio para profundizar en los temas identificados, mejor especificados en el documento Temas surgidos en la Primera Sesión del Sínodo de los Obispos para tratar a nivel de toda la Iglesia y en colaboración con los Dicasterios de la Curia Romana, difundido al mismo tiempo que éste. «Además, al servicio del proceso sinodal en sentido más amplio, la Secretaría General del Sínodo activará un “Fórum permanente” para profundizar en los aspectos teológicos, canónicos, pastorales, espirituales y comunicativos de la sinodalidad de la Iglesia, también para responder a la petición formulada por la IdS de “se propone promover, en lugar oportuno, el trabajo teológico de profundización terminológica y conceptual de la noción y de la práctica de la sinodalidad” (IdS 1p)». Para llevar a cabo esta tarea, contará con la ayuda de la Comisión Teológica Internacional y de una Comisión canónica establecida al servicio del Sínodo de acuerdo con el Dicasterio para los Textos Legislativos.
No es posible trazar una línea divisoria clara entre los temas tratados por el trabajo de los numerosos Grupos activados, a diferentes niveles y en diferentes ejes: hay muchas conexiones, puntos de contacto e incluso solapamientos. Una de las tareas de la Secretaría General del Sínodo es garantizar que los trabajos avancen de forma coordinada y a la escucha de los resultados que se vayan obteniendo en los distintos ámbitos, dando la información adecuada a la Sesión de la Asamblea de octubre de 2024.
Vaticano, 14 de marzo del 2024.
miércoles, 24 de julio de 2024
miércoles, 17 de julio de 2024
HOJA PARROQUIAL. DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B
HOJA PARROQUIAL
20 y 21 de Julio de 2024
Domingo XVI del Tiempo Ordinario. Ciclo B
“Andaban como ovejas que no tienen pastor”
LECTURAS
Primera lectura del Profeta Jeremías 23, 1-6
¡Ay de los pastores que dispersan y dejan que se pierdan las ovejas de mi rebaño! - oráculo del Señor -.
Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de todos los países adonde las expulsé, y las volveré a traer a sus dehesas, para que crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las apacienten, y ya no temerán ni se espantarán. Ninguna se perderá - oráculo del Señor -».
Mirad que llegan días - oráculo del Señor - en que daré a David un vástago legítimo: reinará como monarca prudente, con justicia y derecho en la tierra.
En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro.
Y le pondrán este nombre: El-Señor-nuestra-justicia».
Salmo 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6 R: El Señor es mi pastor, nada me falta
Segunda lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 2, 13-18
Él es nuestra paz: el que de los dos pueblos ha hecho uno, derribando en su cuerpo de carne el muro que los separaba: la enemistad.
Él ha abolido la ley con sus mandamientos y decretos, para crear, de los dos, en sí mismo, un único hombre nuevo, haciendo las paces. Reconcilió con Dios a los dos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al hostilidad.
Vino a anunciar la paz: paz a vosotros los de lejos, paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre por medio de él en un mismo Espíritu.
Evangelio según San Marcos 6, 30-34
Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.
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Un pastor es la persona que cuida de un rebaño, y un rebaño es un conjunto de cabezas de ganado. Pero la palabra ‘rebaño’ también es utilizada en sentido despectivo para referirse a una masa anónima de personas, sin ideas propias, manipulable… Y a menudo la sociedad en que vivimos, y por tanto nosotros mismos, se parece en muchos aspectos a ‘un rebaño’: no hay un rumbo fijo ni una meta definida, sino que se vive ‘al día’, sin grandes planes, sin esperanza, sólo buscando momentos gratificantes. También falta capacidad de reflexión y crítica para discernir y, por eso, abundan ‘pastores’ (aunque ahora se llamen “influencers” o “coaches”) que se aprovechan de la necesidad de esperanza de la gente para conseguir miles de seguidores que, de un modo irreflexivo, adoptan las ideas y se dejan llevar por lo que estos nuevos ‘pastores’ les dicen.
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En el Evangelio hemos escuchado que Jesús “vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor”. Jesús ve la realidad de su tiempo: no faltaban ‘falsos pastores’ que se presentaban como ‘el mesías’ para liberar al pueblo de la dominación romana; también muchos de los ‘pastores oficiales’ (sacerdotes del templo, escribas, fariseos…) dejaban mucho que desear, como ya denunció Jeremías: “¡Ay de los pastores que dispersan y dejan que se pierdan las ovejas de mi rebaño!”. Por eso, no es de extrañar que la gente ya no supiera a qué atenerse, y por eso andaban por la vida sin rumbo fijo, perdidas “como ovejas que no tienen pastor”, y eran fácilmente manipulables.
Pero Jesús no ve ‘un rebaño’; Jesús ve una multitud de personas que, aunque no lo expresen, sufren por esa falta de rumbo y de meta para su vida; por eso “se puso a enseñarles muchas cosas”.
El Evangelio de hoy nos hace varias llamadas: la primera, a pensar si soy ‘rebaño’, si vivo ‘como oveja que no tiene pastor’, sin un rumbo fijo ni una meta definida, si me dejo llevar de un modo irreflexivo por las opiniones y criterios de otros, en todas las dimensiones de mi vida.
La segunda llamada es a revisar cómo es mi mirada sobre esta sociedad que, a menudo, parece un ‘rebaño’ sin pastor: ¿Es una mirada indiferente, despreciativa? ¿O es compasiva, como la de Jesús?
La tercera llamada es: ¿Qué estoy haciendo al respecto? ¿Qué puedo ‘enseñar’ a otros? Porque todos, por nuestro Bautismo, estamos llamados a ser ‘pastores’, siguiendo a Jesús, el Buen Pastor.
Y, aunque en cada lugar y circunstancia ese ‘enseñar’ se concretará de formas diversas, hay algo básico para proponer, a la gente que nos rodea, un rumbo fijo y una meta definida: la esperanza.
Ésta es la razón del Jubileo de 2025, cuyo lema es ‘Peregrinos de la Esperanza’, porque, como indica el Papa Francisco en la Bula de convocatoria, «todos esperan. En el corazón de toda persona anida la esperanza como deseo y expectativa del bien, aun ignorando lo que traerá consigo el mañana. Sin embargo, la imprevisibilidad del futuro hace surgir personas desanimadas, que miran el futuro con escepticismo y pesimismo, como si nada pudiera ofrecerles felicidad. Debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada».
¿Y cuál es el fundamento de esa esperanza? «‘Creo en la vida eterna’. Tenemos la certeza de que la historia de la humanidad y la de cada uno de nosotros no se dirigen hacia un punto ciego o un abismo oscuro, sino que se orientan al encuentro con el Señor de la gloria. Jesús muerto y resucitado es el centro de nuestra fe. Más allá de este umbral [de la muerte] está la vida eterna con Jesús, que consiste en la plena comunión con Dios, en la contemplación y participación de su amor infinito. Lo que ahora vivimos en la esperanza, después lo veremos en la realidad».
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«La vida cristiana es un camino, que necesita momentos fuertes para alimentar y robustecer la esperanza que permite vislumbrar la meta: el encuentro con el Señor Jesús». El próximo Jubileo será para todos una ocasión de reavivar y anunciar la esperanza, «para poder exclamar, ya desde ahora: Soy amado, luego existo; y existiré por siempre en el Amor que no defrauda y del que nada ni nadie podrá separarme jamás».
SECRETARÍA GENERAL DEL SÍNODO
¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?
Cinco perspectivas para profundizar teológicamente con vistas a la Segunda Sesión
de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos
El tercer principio es la articulación entre lo local y lo universal, considerando al mismo tiempo la pluralidad y la coherencia de los niveles intermedios. La Iglesia una, santa, católica y apostólica existe en y desde las Iglesias locales (cf. Lumen gentium, n. 23) en comunión entre sí y con la Iglesia de Roma. Cada Iglesia es en Cristo y por el Espíritu Santo el sujeto comunitario, convocado por la Palabra y edificado por los Sacramentos, en el que vive y camina el único Pueblo de Dios en un contexto cultural y social específico, dentro del cual se encarna el don de Dios. Al mismo tiempo, cada Iglesia está llamada a compartir con todas las demás los dones con los que está enriquecida. Esto se realiza a través del ministerio de su Obispo, principio y garante de la unidad en la participación sinodal de todos en su misión, en comunión colegial con los demás Obispos cum Petro y sub Petro al servicio de toda la Iglesia (cf. Comisión Teológica Internacional, La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia, n. 61). La sinodalidad constituye, por tanto, el contexto eclesial adecuado para entender y promover la colegialidad episcopal y describe el camino a seguir para promover la unidad y la catolicidad en el discernimiento de los caminos a seguir en cada Iglesia y en la comunión de las Iglesias. Lo que buscamos es un modo adecuado al mundo de hoy de vivir la unidad en la diversidad, experimentando la interconexión sin aplastar las diferencias y peculiaridades, pero también sin perder de vista que algunos desafíos -como el cuidado de la casa común, la emigración o la cultura digital- sólo pueden afrontarse juntos.
El cuarto principio, el más radical y exigente, pero al mismo tiempo capaz de dar esperanza y generatividad, es el carácter exquisitamente espiritual del proceso sinodal. Reunidos por Dios Padre, en Jesucristo, por la fuerza del Espíritu Santo, hermanas y hermanos en la fe se encuentran y se escuchan, aportando cada uno la perspectiva y la contribución de su propia vocación, carismas y ministerio recibidos. Este encuentro y esta escucha no son un fin en sí mismos: abren un espacio en el que se hace posible, juntos, discernir la voz del Espíritu y acoger su llamada. A todos los niveles, aspiramos al mismo resultado: comprender lo que el Señor nos pide y estar dispuestos a hacerlo. La tarea de los discípulos, más aún, su propia identidad, es seguir al Maestro adonde él decida ir, colaborar en una misión de salvación que es originalmente suya.
5. Caminando juntos hacia octubre de 2024
Mientras avanza la preparación de la Segunda Sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, también gracias a las orientaciones aquí formuladas, prosigue el trabajo sobre las otras dos directrices identificadas a partir del Informe de Síntesis de la Primera Sesión.