jueves, 25 de julio de 2024

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO XVII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B

                                        



HOJA PARROQUIAL

27 y 28 de Julio de 2024

Domingo XVII del Tiempo Ordinario. Ciclo B


Parroquias de Ntra. Sra. de la Concepción,
de Ntra. Sra. del Carmen
y de San Joaquín y Santa Ana







Los textos son cogidos de la página de 








“Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron”


LECTURAS





Primera lectura del Libro segundo de los Reyes 4, 42-44


En aquellos días, acaeció que un hombre de Baal Salisá vino trayendo al hombre de Dios primicias de pan, veinte panes de cebada y grano fresco en espiga. Dijo Eliseo:
«Dáselo a la gente y que coman».
Su servidor respondió:
«¿Cómo voy a poner esto delante de cien hombres?».
Y él mandó:
«Dáselo a la gente y que coman, porque así dice el Señor: “Comerán y sobrará”».
Y lo puso ante ellos, comieron y aún sobró, conforme a la palabra del Señor.


Salmo 144, 10-11. 15-16. 17-18 R: Abres tú la mano, Señor, y nos sacias.


Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.R/. 

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones.
Cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.


Segunda lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 4, 1-6


Hermanos: 
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor, esforzándoos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todos, que está sobre todos, actúa por medio de todos y está en todos.


Evangelio según san Juan 6, 1-15


En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea, o de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.
Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:
«¿Con qué compraremos panes para que coman estos?».
Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe le contestó:
«Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo».
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:
«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».
Jesús dijo:
«Decid a la gente que se siente en el suelo».
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil.
Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
«Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda».
Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
«Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo».

Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.




Los textos son cogidos de la página de 






ver





Hace un tiempo entró en vigor la ‘Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario’, por la que bares y restaurantes estaban obligados a ofrecer a sus clientes la posibilidad de llevarse los alimentos que no hayan consumido. Y es que, a nivel mundial, se desperdician o pierden alrededor de un tercio de los alimentos que se producen. La principal consecuencia, como constantemente nos recuerda Manos Unidas, es que cientos de millones de personas padezcan hambre en el mundo cuando hay alimentos de sobra para todos. Otras consecuencias son el desperdicio de recursos como la tierra, el agua, la energía… El desperdicio podría evitarse si todos nos concienciamos y actuamos responsablemente en nuestro día a día.  




juzgar



Los domingos del ciclo litúrgico «B» leemos el Evangelio según san Marcos, pero durante varios domingos interrumpimos esta lectura para seguir el capítulo 6 del Evangelio según san Juan. 

Hemos escuchado que a Jesús “lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos”. El evangelista san Juan no habla de ‘milagros’ sino de ‘signos’, porque lo importante no es el hecho en sí, sino lo que ese hecho significa, lo que Jesús quiere transmitirnos. Y Jesús ha hecho el signo de la multiplicación de los panes y los peces, que es recogido por los cuatro evangelistas. Pero en la narración de san Juan encontramos algunos detalles para profundizar. 

“Estaba cerca la Pascua”. San Juan ofrece este dato para relacionar el signo que va a realizarse con el gran ‘Signo’ que es la Eucaristía, como veremos en los próximos domingos. 

“Dice a Felipe: ¿Con qué compraremos panes para que coman éstos? Lo decía para probarlo, pues bien sabía Él lo que iba a hacer”. Jesús no hace signos para ‘lucirse’, sino que implica a sus discípulos en esos signos. 

“Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?”. El pan de cebada, inferior al de trigo, era el pan de los pobres. Pero este muchacho pobre es el primer elemento del signo, porque pone todo lo que tiene, aunque sea poco, a disposición de Jesús. 

“Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda”. Como un anticipo de la Ley de Prevención del Desperdicio Alimentario, Jesús pide que no se desperdicie nada, “y llenaron doce canastos”. Parecía que no había nada que comer, pero todos se saciaron y sobró. 

Como discípulos suyos, Jesús también nos implica a nosotros para que no nos quedemos en el ‘milagro’ sino que nos adentremos en el ‘signo’, en lo que hoy significa para nosotros. Domingo tras domingo participamos en la Eucaristía, y Jesús repite el signo: parte y reparte el Pan que es su Cuerpo para alimentarnos en nuestro caminar diario. ¿Qué es lo que me trae aquí? ¿Tengo ‘hambre’ de Dios? ¿O busco algún ‘milagro’ personal, o vengo por costumbre, o para cumplir? 

“Decid a la gente que se siente en el suelo”. ¿Cómo aprovecho este alimento? ¿Vengo dispuesto a ‘degustarlo’, o espero un ‘servicio de comida rápida’ para seguir luego con mis cosas? 

Y hoy Jesús también nos pide particularmente: “Recoged los pedazos que han sobrado. Que nada se pierda”. ¿Qué repercusión tiene en mi vida, durante el resto de la semana, la celebración de la Eucaristía dominical? Igual que en bares y restaurantes, ¿‘recojo’ algo de la celebración para ‘llevármelo’ y que me ‘alimente’? ¿O ‘dejo perder’ lo que he celebrado y al poco de salir ya no me acuerdo? 

Y otro modo de “que nada se pierda” es no quedarme para mí el ‘alimento’ que he recibido. Mirando a ese muchacho pobre que pone lo poco que tiene a disposición de Jesús, ¿cómo ‘reparto’ a otros lo que he recibido de Jesús? ¿Ofrezco lo ‘poco’ que tengo? ¿Qué compromiso evangelizador tengo para que otros puedan tener una vida más digna en lo material y, además, puedan conocer a Jesús?



actuar





El desperdicio de alimentos es algo que nos debería indignar. La conciencia del hambre que sufren millones de personas debería movernos a ser responsables en nuestra compra y consumo. 

Del mismo modo, el ‘desperdicio’ del Alimento que es Jesús debería indignarnos como cristianos. La conciencia del ‘hambre de Dios’ que sufre nuestro mundo, aunque muchos no quieran reconocerlo así, debería movernos para vivir profundamente la Eucaristía y, para “que nada se pierda”, recoger y repartir en nuestro quehacer cotidiano todo lo que el Señor nos regala cada domingo.






SECRETARÍA GENERAL DEL SÍNODO


¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?


Cinco perspectivas para profundizar teológicamente con vistas a la Segunda Sesión


de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos



La primera orientación consiste en mantener viva la dinámica sinodal en las Iglesias locales, para que un número cada vez mayor de personas pueda vivirla directamente. Reiteramos aquí la invitación a todas las diócesis a releer el Informe de Síntesis para identificar las sugerencias más significativas para su situación y, a partir de ellas, activar “iniciativas más adecuadas para implicar a todo el Pueblo de Dios” (Hacia octubre de 2024, n. 2).


La segunda orientación consiste en profundizar, de manera sinodal, una serie de temas de gran importancia, que «requieren ser tratados a nivel de toda la Iglesia y en colaboración con los Dicasterios de la Curia Romana» (ibid., Introducción). Se están constituyendo Grupos de Estudio para profundizar en los temas identificados, mejor especificados en el documento Temas surgidos en la Primera Sesión del Sínodo de los Obispos para tratar a nivel de toda la Iglesia y en colaboración con los Dicasterios de la Curia Romana, difundido al mismo tiempo que éste. «Además, al servicio del proceso sinodal en sentido más amplio, la Secretaría General del Sínodo activará un “Fórum permanente” para profundizar en los aspectos teológicos, canónicos, pastorales, espirituales y comunicativos de la sinodalidad de la Iglesia, también para responder a la petición formulada por la IdS de “se propone promover, en lugar oportuno, el trabajo teológico de profundización terminológica y conceptual de la noción y de la práctica de la sinodalidad” (IdS 1p)». Para llevar a cabo esta tarea, contará con la ayuda de la Comisión Teológica Internacional y de una Comisión canónica establecida al servicio del Sínodo de acuerdo con el Dicasterio para los Textos Legislativos.


No es posible trazar una línea divisoria clara entre los temas tratados por el trabajo de los numerosos Grupos activados, a diferentes niveles y en diferentes ejes: hay muchas conexiones, puntos de contacto e incluso solapamientos. Una de las tareas de la Secretaría General del Sínodo es garantizar que los trabajos avancen de forma coordinada y a la escucha de los resultados que se vayan obteniendo en los distintos ámbitos, dando la información adecuada a la Sesión de la Asamblea de octubre de 2024.


Vaticano, 14 de marzo del 2024.

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