HOJA PARROQUIAL
8 y 9 de Febrero de 2025
Domingo V del Tiempo Ordinario. Ciclo C
“Dejándolo todo, lo siguieron”
LECTURAS
Primera lectura del Profeta Isaías 6, 1-2a. 3-8
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo.
Temblaban las jambas y los umbrales al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo.
Salmo 137, 1-2a, 2bc-3. 4-5 7c-8 R/. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
Segunda lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 15, 1-11
Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os anuncié y que vosotros aceptasteis, en el que además estáis fundados, y que os está salvando, si os mantenéis en la palabra que os anunciamos; de lo contrario, creísteis en vano.
Porque yo os transmití en primer lugar, lo que también yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; y que se apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales vive todavía, otros han muerto; después se apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles; por último, como a un aborto, se me apareció también a mí.
Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de ser llamado apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios.
Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto yo como ellos predicamos así, y así lo creísteis vosotros.
Evangelio según San Lucas 5, 1-11
En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes.
Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Los textos son cogidos de la página de
ver
Desde hace unos años hemos asistido al auge de las redes sociales. Hay muchas redes sociales, más o menos conocidas: la mayoría requieren registrarse como usuario, las hay abiertas a todo tipo de personas, otras están restringidas a un sector específico… A veces se utilizan simplemente para temas informativos o laborales, pero la mayoría se han convertido en un escaparate en donde cada usuario muestra su vida e incluso su intimidad, a menudo de un modo idealizado. Se ofrece una imagen de felicidad, belleza, esplendidez, superioridad… y se oculta todo aquello que se pueda considerar menos atrayente, o vulgar, pero que forma también parte de la realidad de las personas.
juzgar
En realidad, las ‘redes sociales’ han existido siempre, en diferentes formas, puesto que el ser humano es un ser social y necesita relacionarse con otros. Por eso, Dios también quiso crear su propia ‘Red social’, llamada ‘Reino de Dios’. La Red social de Dios tuvo unos comienzos modestos: un solo usuario, Abraham, que respondió a la invitación de Dios: “Sal de tu tierra… Haré de ti una gran nación”. Poco a poco, los descendientes de Abraham y sus familias se fueron incorporando a esta Red; y, más tarde, Dios indicó a Moisés las Normas de su Red social, los Diez Mandamientos. Y durante mucho tiempo, el acceso a esta Red estaba restringido al pueblo de Israel, no estaba ‘abierta’ a los gentiles, y quien quisiera formar parte de ella tenía que “registrarse” como miembro de este pueblo, mediante la circuncisión.
Hubo periodos en los que la Red social de Dios decayó: los usuarios lo eran sólo nominalmente, se limitaban a ‘estar registrados’ pero poco más. Aparentaban su culto y costumbres, pero no actuaban como correspondía a las Normas de esta Red, y además se sentían atraídos por las ‘redes sociales’ de los otros pueblos, menos exigentes. Pero Dios no los expulsó de su Red, sino que, por medio de los profetas, les envió recordatorios de lo que significaba y suponía formar parte de la Red social de Dios, aunque a menudo estos recordatorios eran rechazados y se ‘bloqueaba’ a los profetas, a menudo matándolos.
Con el paso del tiempo, dentro de la Red social de Dios se formó un grupo que se consideraban a sí mismos como los únicos y verdaderos cumplidores de las Normas: los fariseos, escribas y sacerdotes, que mostraban una imagen aparente de perfección y santidad, y despreciaban al resto de usuarios que, según ellos, no cumplían con exactitud todas las Normas, e incluso a veces los expulsaban.
Pero Dios decidió relanzar su Red social, y para ello envió a su Hijo, Jesús, que como hemos escuchado, se sirvió de unos pescadores y sus redes para actualizar y ampliar la Red ‘Reino de Dios’ más allá del pueblo de Israel, abriéndola a toda persona que quiera formar parte de ella.
Y, como hemos escuchado hoy en la Palabra de Dios, en la Red social del Reino de Dios no cabe aparentar delante de los otros una imagen falseada de uno mismo. El requisito principal para formar parte de esta Red es acoger esta posibilidad con humildad y agradecimiento, sin ocultar la propia realidad, incluyendo el pecado: “Yo, hombre de labios impuros…” (1ª lectura); “Yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de ser llamado apóstol…” (2ª lectura); “Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador…” (Evangelio)
En la Red social del Reino de Dios lo que cuenta tampoco es una inscripción meramente formal pero pasiva, sino la respuesta efectiva que damos a Dios, siendo miembros activos en la misma: “Aquí estoy, mándame” (1ª lectura); “He trabajado más que todos ellos”. (2ª lectura); “Dejándolo todo, lo siguieron” (Evangelio).
Y hoy se nos recuerda un modo de llevar a la práctica lo que significa ser miembros de la Red social de Dios. Manos Unidas celebra su Campaña anual, con el lema: “Compartir es nuestra mayor riqueza”. Y nos recuerda que, en un mundo interrelacionado como el nuestro, la prosperidad de todos también está entrelazada, y por eso debemos trabajar en red, uniendo nuestras manos desde aquí y con las comunidades de los países empobrecidos, para que erradicar el hambre en el mundo desde la Red social de Dios.
actuar
¿Formo parte de alguna red social? ¿Ofrezco en ella una imagen idealizada de mí mismo y de mi vida? ¿Me siento miembro de la Red del Reino de Dios, con humildad y agradecimiento? ¿Me considero “mejor” que otros miembros de la Iglesia, o mejor que quienes no forman parte de ella? ¿Soy un miembro activo o me limito a observar lo que otros hacen sin comprometerme de verdad?
Dios sigue queriendo ampliar su Red social, y cuenta con nosotros, los actuales usuarios de la misma. Quizá con el paso del tiempo nos ocurre como a Pedro: “Hemos estado bregando y no hemos recogido nada”, y hemos caído en la rutina y el desencanto pero Jesús nos vuelve a decir: “echad vuestras redes...” Que, fiados en su palabra, seamos miembros activos, “pescadores de hombres” y “Peregrinos de esperanza”, para que cada vez más personas puedan incorporarse a la Red Social del Reino de Dios.
SECRETARÍA GENERAL DEL SÍNODO
INSTRUMENTUM LABORIS
XVI ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS
PARA LA SEGUNDA SESIÓN
(OCTUBRE DE 2024)
94. Algunas Conferencias Episcopales comparten también experiencias de reforma y buenas prácticas ya existentes, como la creación de redes de consejos pastorales a nivel de comunidades de base, zonas y parroquias, hasta llegar al Consejo Pastoral Diocesano. Como modelo de consulta y de escucha, se propone la celebración de asambleas eclesiales a todos los niveles, sin por ello limitar la consulta únicamente a la Iglesia católica, sino abriéndose a la aportación de otras Iglesias y Comunidades eclesiales y de otras religiones presentes en el territorio y en la sociedad, junto a las cuales camina la comunidad cristiana.
Los vínculos que conforman la unidad de la Iglesia
95. El horizonte de comunión del intercambio de dones, evidenciado en la Parte I, constituye el criterio inspirador de la relación entre las Iglesias. Combina el énfasis en los vínculos que conforman la unidad de la Iglesia con la valoración de las particularidades ligadas al contexto en el que vive cada Iglesia local, con su historia y su tradición. Adoptar un estilo sinodal significa que las Iglesias no deben avanzar necesariamente al mismo ritmo, a la hora de afrontar cualquier cuestión. Al contrario, las diferencias de ritmo pueden valorarse como expresión de una diversidad legítima y como oportunidad para un intercambio de dones y un enriquecimiento recíproco. Para su realización, este horizonte debe encarnarse en estructuras y prácticas concretas. Responder a la pregunta «¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?» requiere identificarlas y promoverlas.
96. Las estructuras jerárquicas orientales y las Conferencias Episcopales son un instrumento fundamental para crear vínculos y compartir experiencias entre las Iglesias, así como para descentralizar el gobierno y la planificación pastoral. «El Concilio Vaticano II expresó que, de modo análogo a las antiguas Iglesias patriarcales, las Conferencias Episcopales pueden “desarrollar una obra múltiple y fecunda, a fin de que el afecto colegial tenga una aplicación concreta” (LG 23). Pero este deseo no se realizó plenamente, por cuanto todavía no se ha explicitado suficientemente un estatuto de las Conferencias Episcopales que las conciba como sujetos de atribuciones concretas, incluyendo también alguna auténtica autoridad doctrinal» (EG 32). Para ser una Iglesia sinodal en misión, es necesario afrontar esta cuestión.
97. Sobre la base de lo que surgió durante el proceso sinodal, se propone a) reconocer a las Conferencias Episcopales como sujetos eclesiales dotados de autoridad doctrinal, asumiendo la diversidad sociocultural en el marco de una Iglesia polifacética y favoreciendo la valoración de las expresiones litúrgicas, disciplinares, teológicas y espirituales adecuadas a los diferentes contextos socioculturales b) proceder a una evaluación de la experiencia vivida del funcionamiento de las Conferencias Episcopales y de las Estructuras Jerárquicas Orientales, de las relaciones entre los Episcopados y con la Santa Sede, con el fin de identificar las reformas concretas que deben aplicarse; las visitas ad limina, que forman parte del Grupo de Estudio núm. 7, podrían constituir una ocasión propicia para esta evaluación; c) garantizar que todas las diócesis o eparquías estén adscritas a una Provincia Eclesiástica y a una Conferencia Episcopal o Estructura Jerárquica Oriental (cf. CD 40).
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