miércoles, 29 de octubre de 2025

HOJA PARROQUIAL. SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS Y CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS. CICLO C

                                        

                                           
            


HOJA PARROQUIAL

1 y 2 de Noviembre de 2025

Solemnidad de Todos los Santos y Conmemoración de los Fieles Difuntos



ENLACE A TODOS LOS PORTALES DE LA PARROQUIA


Parroquias de Ntra. Sra. de la Concepción,
de Ntra. Sra. del Carmen
y de San Joaquín y Santa Ana











“Bienaventurados


LECTURAS

 



Primera lectura del libro del Apocalipsis 7, 2-4. 9-14


Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar diciéndoles:
«No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que sellemos en la frente a los siervos de nuestro Dios».

Oí también el número de los sellados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel.

Después de esto vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritan con voz potente:
«¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!».

Y todos los ángeles que estaban de pie alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y adoraron a Dios, diciendo:
«Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén».

Y uno de los ancianos me dijo:
«Estos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?».

Yo le respondí:
«Señor mío, tú lo sabrás».

Él me respondió:
«Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero».



Salmo 23, 1-2. 3-4ab. 5-6 R/. Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor


Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.

Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Este es el grupo que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob. R/.


Segunda lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 1-3


Queridos hermanos:

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no lo conoció a él.

Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Todo el que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.


Evangelio según san Mateo 5, 1-12a


En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:

«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».




Los textos son cogidos de la página de 







ver



Especialmente desde hace unos años, las instituciones políticas, educativas, sociales, y también empresas y otros colectivos, están desarrollando lo que se denomina una política de inclusión. Se trata de establecer estrategias, normas y acciones que buscan asegurar que todas las personas, sin importar su origen, género, discapacidad, orientación sexual o condición socioeconómica, tengan las mismas oportunidades para participar activamente en la sociedad y en las instituciones.




juzgar


Aunque ahora nos resulta más familiar este término, no es algo nuevo. De hecho, la Palabra de Dios de este domingo nos muestra que Dios siempre ha practicado una política de inclusión. Sin embargo, al afirmar esto, muchas personas dirían que su experiencia es justamente la contraria, que en el ámbito religioso han sufrido una ‘política de exclusión’. A lo largo de la historia ha habido una interpretación errónea de la sentencia ‘fuera de la Iglesia no hay salvación’ (‘extra ecclesiam nulla salus’), que se aplicaba de un modo literal y ‘se metía a la fuerza’ a la gente en la Iglesia y se consideraba ‘condenados’ a los demás, hasta que el Concilio Vaticano II clarificó su significado: «Todo esto es válido no sólo para los que creen en Cristo, sino para todos los hombres de buena voluntad, en cuyo corazón obra la gracia de un modo invisible. Puesto que Cristo murió por todos… debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien a su misterio pascual». (Gaudium et spes 22) 

A pesar de esto, como quedó de manifiesto en el Sínodo Universal que finalizó en octubre de 2024, son muchas las personas que hoy se sienten excluidas de la Iglesia, ya sea por su discrepancia en temas morales o sociales, por su situación matrimonial o por su orientación sexual. Por eso, el propio Sínodo ha invitado a hacer «una reflexión sobre la Iglesia como hogar, porque cuando no se entiende como un espacio cerrado, inaccesible que hay que defender a toda costa, la imagen del hogar evoca posibilidades de acogida hospitalidad e inclusión». (2ª Sesión documento final n. 115) Y recomienda ponerse a la escucha de las Escrituras. 

En la 1ª lectura hemos escuchado: “Para Él no cuenta el prestigio de las personas, no hay acepción de personas”. Y a continuación hemos escuchado una serie de ejemplos para mostrarnos que todos podemos favorecernos de la política de inclusión que Dios practica, que desde la oración todos podemos relacionarnos con Él, que nadie está excluido de antemano, sea cual sea nuestra condición social, política, económica, nuestra situación personal o la etapa de la vida que estemos atravesando: 

“No desdeña la súplica del huérfano ni a la viuda cuando se desahoga en su lamento”: cuando estamos atravesando penurias económicas, o cuando personalmente nos sentimos desprotegidos, frágiles. 

“Quien sirve de buena gana, es bien aceptado”: cuando nos esforzamos en realizar bien el trabajo y las ocupaciones cotidianas, de un modo callado y oculto, aunque nadie lo reconozca ni agradezca. 

“Yo estoy a punto de ser derramado en libación”: cuando nos sentimos en peligro o amenazados por cualquier motivo, ya sea por nuestra fe, o por defender lo que creemos que es justo. 

“He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe”: cuando experimentamos el paso de los años o la enfermedad y sabemos que nuestro tiempo en la tierra se acaba. 

La política de inclusión de Dios abarca incluso al fariseo: “¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás”: cuando nos creemos importantes y orgullosos, cuando despreciamos a los demás. 

Y, sobre todo, la política de inclusión de Dios va dirigida a los pecadores: “El publicano, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: ¡Oh, Dios!, ten compasión de este pecador”: cuando somos conscientes de nuestro pecado y del mal cometido, cuando nos pesa y nos deja abatidos, y sólo podemos repetir: ‘Ten compasión de mí’.



actuar




La política de inclusión de Dios no significa que todo vale, sino que nadie está excluido de la llamada a la conversión y a la salvación; después, cada uno deberá responder, acogiendo o rechazando esa llamada. A nosotros, como Iglesia, nos corresponde continuar con esa política de inclusión: «En lugar de comportarnos como custodios que intentan excluir a otros de la mesa, tenemos que hacer más para asegurarnos de que la gente sepa que todos pueden encontrar un lugar y un hogar aquí» (Sínodo etapa continental 31) llevándolos al Señor en la oración y luego saliéndoles al encuentro, con la creatividad y audacia que nos inspire el Espíritu. (2ª Sesión documento final 153).









DOCUMENTO FINAL

POR UNA IGLESIA SINODAL:

COMUNIÓN, PARTICIPACIÓN Y MISIÓN



Intercambio de dones


120. Caminar juntos en los diferentes lugares como discípulos de Jesús en la diversidad de carismas y ministerios, así como en el intercambio de dones entre las Iglesias, es un signo eficaz de la presencia del amor y de la misericordia de Dios en Cristo que acompaña, sostiene y orienta con el soplo del Espíritu Santo el camino de la humanidad hacia el Reino. El intercambio de dones implica todas las dimensiones de la vida de la Iglesia. Constituida en Cristo como Pueblo de Dios por todos los pueblos de la tierra y articulada dinámicamente en la comunión de las Iglesias locales, de sus agrupaciones, de las Iglesias sui iuris en el seno de la Iglesia una y católica, vive su misión favoreciendo y acogiendo “todas las riquezas, recursos y formas de vida de los pueblos en lo que tienen de bueno y al acogerlos los purifica, consolida y eleva” (LG 13). La exhortación del apóstol Pedro — ”como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios, ponga cada uno al servicio de los demás el don que ha recibido” (1 Pe 4,10)— puede aplicarse ciertamente a cada Iglesia local. Un ejemplo paradigmático e inspirador de este intercambio de dones, que debe vivirse y revisarse hoy con particular atención debido a las cambiantes y apremiantes circunstancias históricas, es el que se da entre las Iglesias de tradición latina y las Iglesias católicas orientales. Un horizonte significativo de novedad y esperanza en el que se pueden realizar formas de intercambio de dones, de búsqueda del bien común y de compromiso coordinado en cuestiones sociales de relevancia global es el que se está configurando, por ejemplo, en grandes áreas geográficas supranacionales e interculturales como la Amazonia, la cuenca del río Congo, y el mar Mediterráneo.


121. La Iglesia, a nivel local y en su unidad católica, se propone como una red de relaciones a través de la cual circula y se promueve la profecía de la cultura del encuentro, de la justicia social, de la inclusión de los grupos marginados, de la fraternidad entre los pueblos, del cuidado de la casa común. El ejercicio concreto de esta profecía exige que los bienes de cada Iglesia sean compartidos con espíritu de solidaridad, sin paternalismos ni asistencialismos, respetando las diferentes identidades y promoviendo una sana reciprocidad, con el compromiso —cuando sea necesario— de curar las heridas de la memoria y de emprender caminos de reconciliación. El intercambio de dones y la puesta en común de recursos entre Iglesias locales de diferentes regiones fomentan la unidad de la Iglesia, creando vínculos entre las comunidades cristianas implicadas. Es preciso centrarse sobre las condiciones que garanticen que los presbíteros que van a ayudar a las Iglesias pobres en clero no se conviertan sólo en un remedio funcional, sino que sean un recurso de crecimiento para la Iglesia que los envía y para aquella que los recibe. De igual modo hay que procurar que las ayudas económicas no degeneren en asistencialismo, sino que promuevan la auténtica solidaridad evangélica y sean gestionados de manera transparente y confiable.

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