HOJA PARROQUIAL
18 y 19 de Noviembre del 2023
Domingo XXXII del tiempo ordinario. Ciclo A
“ Has sido fiel en lo poco, entra en el gozo de tu señor ”
En vísperas de la fiesta de Cristo Rey del próximo domingo, con la que la iglesia cierra el ciclo litúrgico, el evangelio de hoy sigue poniendo su mirada en el último tramo del recorrido cristiano. Nos encamina hacia el final de los tiempos, cuando el Señor vendrá como justo Juez para discernir las actitudes de cada uno y separar a los justos de los malvados (Mt 25,31-46). Desde esa perspectiva, se comprende la exhortación constante a mantenerse alerta y vigilantes, sin dejarse llevar por falsas seguridades: estad preparados, porque el día del Señor vendrá como el ladrón en medio de la noche (2ª lectura). Una exhortación que nos invita a imitar el ejemplo de la mujer del libro de los Proverbios, modelo de la mujer hacendosa, responsabilizada con las tareas de su hogar (1ª lectura).
LECTURAS
Primera lectura del libro de los Proverbios 31, 10-13. 19-20. 30-31
Salmo 127, 1-2. 3. 4-5 R/. Dichoso el que teme al Señor.
Segunda lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 5, 1-6
Evangelio según san Mateo 25, 14-30
1. La experiencia del proceso sinodal
28. Ensanchar la tienda requiere acoger a otros en ella, dando cabida a su diversidad. Implica, por tanto, la disposición a morir a sí mismo por amor, encontrándose en y a través de la relación con Cristo y con el prójimo: «En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo, no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24). La fecundidad de la Iglesia depende de la aceptación de esta muerte, que no es, sin embargo, una aniquilación, sino una experiencia de vaciamiento de uno mismo para dejarse llenar por Cristo a través del Espíritu Santo y, por tanto, un proceso a través del cual recibimos como un don las relaciones más ricas y los vínculos más profundos con Dios y con los demás. Esta es la experiencia de la gracia y la transfiguración. Por eso, el apóstol Pablo recomienda: «Tened en vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual al Dios; al contrario, se despojó de sí mismo» (Flp 2,5-7). Con esta condición, todos y cada uno/a de los miembros de la Iglesia, serán capaces de cooperar con el Espíritu Santo en el cumplimiento de la misión encomendada por Jesucristo a su Iglesia: es un acto litúrgico, eucarístico.
3. Hacia una Iglesia sinodal misionera
29. La imagen bíblica de la tienda se entrelaza con otras que aparecen en numerosas síntesis: la de la familia y la del hogar, como lugar al que se desea pertenecer y al que se desea volver. «La Iglesia-casa no tiene puertas que se cierran, sino un perímetro que se ensancha continuamente» (CE Italia). La dinámica del hogar y el exilio, de la pertenencia y la exclusión se percibe en las síntesis como una tensión: «los que se sienten en casa en la Iglesia echan de menos a los que no se sienten en casa» (CE Irlanda). A través de estas voces, percibimos «el sueño divino de una Iglesia global y sinodal que vive la unidad en la diversidad. Dios está preparando algo nuevo y debemos colaborar» (USG/UISG).
30. Las aportaciones recibidas son alentadoras, porque evitan dos de las principales tentaciones a las que se enfrenta la Iglesia ante la diversidad y las tensiones que genera. La primera es la de quedar atrapado en el conflicto: se estrechan los horizontes, se pierde el sentido de la totalidad y nos fragmentamos en sub-identidades. Es la experiencia de Babel y no la de Pentecostés, claramente reconocible en muchos rasgos de nuestro mundo. La segunda es la de separarse espiritualmente, desinteresándose de las tensiones en juego, continuando la propia senda sin implicarse con los cercanos en el camino. En cambio, «la llamada es a vivir mejor la tensión entre la verdad y la misericordia, como hizo Jesús [...]. El sueño es el de una Iglesia que vive más plenamente una paradoja cristológica: proclamar con audacia la propia enseñanza auténtica y, al mismo tiempo, ofrecer un testimonio de inclusión y aceptación radicales mediante un acompañamiento pastoral basado en el discernimiento» (CE Inglaterra y Gales).
31. La visión de una Iglesia capaz de una inclusión radical, una pertenencia compartida y una profunda hospitalidad según las enseñanzas de Jesús está en el centro del proceso sinodal: «en lugar de comportarnos como custodios que intentan excluir a otros de la mesa, tenemos que hacer más para asegurarnos de que la gente sepa que todos pueden encontrar un lugar y un hogar aquí» (comentario de un grupo parroquial de Estados Unidos). Estamos llamados a ir a todas partes, sobre todo fuera de los territorios más familiares, «saliendo de la posición cómoda de quienes dan hospitalidad, para dejarnos acoger en la existencia de los que son nuestros compañeros de viaje en la humanidad» (CE Alemania).
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