Lc 17,20-25: El Reino de Dios está dentro de vosotros.
En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reino de Dios, Jesús les contestó:
–El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el reino de Dios está dentro de vosotros.
Dijo a sus discípulos:
–Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del Hombre, y no podréis.
Si os dicen que está aquí o está allí, no os vayáis detrás.
Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del Hombre en su día.
Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación.
Reflexión
¡Qué decepción! “El reino de Dios no vendrá espectacularmente”…como se lo merece.
Muchas veces podemos confundir la dignidad de las acciones que hacemos en la pastoral, en la liturgia con la espectacularidad. Seguimos pensando que el Reino de Dios se manifiesta en los macro encuentros, en los aplausos, en las liturgias recargadas y espectaculares. Esas nos pueden mover, pero ¡OJO!, nos pueden llenar el corazón de emociones, pero no de Dios.
Tenerlo en cuenta siempre como criterio definitivo: “El reino de Dios no vendrá espectacularmente”. Vendrá en lo sencillo y cotidiano. Y si lo pensamos bien, mucho mejor. El reino de Dios se hace presente en la normalidad de la vida diaria. Por tanto, hacer presente el Reino de Dios es, ni más ni menos, “hacer presente a Dios en lo cotidiano de la vida”.
La belleza viene en la sencillez, a Dios lo descubrimos mucho más en la sencillez que en la grandiosidad (y ésta tiene el peligro de quedarnos en ella).
Piénsalo bien. María destaca por su sencillez, Jesús es el Dios sencillo. (del Diccionario de la RAE: Que no ofrece dificultad. Que no tiene artificio ni composición. Que carece de ostentación y adornos.)
¡Qué maravilla! El Dios sencillo es el Dios asequible. El reino sencillo es el reino que está entre nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario