miércoles, 14 de febrero de 2024

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO I DE CUARESMA. CICLO B

                  



HOJA PARROQUIAL

17 y 18 de Febrero de 2024

Domingo I de Cuaresma. Ciclo B


Parroquias de Ntra. Sra. de la Concepción,
de Ntra. Sra. del Carmen
y de San Joaquín y Santa Ana














“Convertíos y creed en el Evangelio



    Nos adentramos, hermanas y hermanos queridos, en este tiempo particularmente intenso y santo, en clave espiritual, de la Cuaresma, que iniciamos con la imposición de la ceniza, y su llamada a una vida fundamentada en el Evangelio.

    

    Tiempo, como bien sabemos, de preparación para celebrar en comunión con el Señor Jesucristo, y con toda la comunidad que vivimos con fe en Él, los acontecimientos de su Pascua.

Es tiempo que nos llama al recogimiento, a la oración, a la introspección, a una cierta austeridad de vida y a revisar la autenticidad y coherencia de nuestro vivir y actuar como creyentes cristianos.


    Si siempre el Señor Jesucristo ha de estar presente en el horizonte de la vida del creyente cristiano, en este tiempo de Cuaresma esta atención clavada en Él deberá ser particularmente significativa para todos y cada uno de nosotros.


    Esta concentración en Él nos ayudará a descubrir que cuanto se encierra en el misterio de Cristo Jesús está transido por un amor puro y pleno, sin ningún otro aditamento, que despertará en nosotros la gran pregunta de cómo estamos siendo fieles a este admirable don y cómo deberemos serlo con mayor y más plena autenticidad.

    

    Desde estas líneas les deseo a todos un caminar hacia la Pascua en estrecha compañía con el Señor, llenos nuestros corazones de su Amor y de la Esperanza que sólo Él puede darnos.

    

    



LECTURAS



Primera lectura del libro del Génesis 9, 8-15


Dios dijo a Noé y a sus hijos:
«Yo establezco mi alianza con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañan, aves, ganado y fieras con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Establezco, pues, mi alianza con vosotros: el diluvio no volverá a destruir criatura alguna ni habrá otro diluvio que devaste la tierra».

Y Dios añadió:
«Esta es la señal de la alianza que establezco con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las generaciones: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi alianza con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco, y recordaré mi alianza con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir a los vivientes».


Salmo 24, 4bc-5ab. 6-7bc. 8-9 R/. Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad para los que guardan tu alianza.


Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.

Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.


Segunda lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 3,18-22


Queridos hermanos:
Cristo sufrió su pasión, de una vez para siempre, por los pecados, el justo por los injustos, para conduciros a Dios.

Muerto en la carne pero verificado en el Espíritu; en el espíritu fue a predicar incluso a los espíritus en prisión, a los desobedientes en otro tiempo, cuando la paciencia de Dios aguardaba, en los días de Noé, a que se construyera el arca, para que unos pocos, es decir, ocho personas, se salvaran por medio del agua.

Aquello era también un símbolo del bautismo que actualmente os está salvando, que no es purificación de una mancha física, sino petición a Dios de una buena conciencia, por la resurrección de Jesucristo, el cual fue al cielo, está sentado a la derecha de Dios y tiene a su disposición ángeles, potestades y poderes.


Evangelio según san Marcos 1, 12-15


En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto.

Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían.

Después de que Juan, fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».







3. Hacia una Iglesia sinodal misionera

 

3.3 Comunión, participación y corresponsabilidad 


Carismas, vocaciones y ministerios 


68. Numerosas síntesis se refieren a la existencia de prácticas de reconocimiento y promoción de los ministerios basadas en un encargo efectivo de tareas por parte de la comunidad: «la promoción de los ministerios laicales y la asunción de responsabilidades se realiza a través de la elección o el nombramiento de los fieles que se considera que poseen los requisitos previstos» (CE Mozambique). De este modo, cada ministerio se convierte en un elemento estructural y estructurador de la vida de la comunidad: «la asunción de responsabilidades está garantizada por el mandato recibido y por el principio de subsidiariedad. Los catequistas son instituidos y tienen un estatus especial en la Iglesia Familia de Dios. [...] Algunos de ellos son “instituidos” como líderes de la comunidad, especialmente en las zonas rurales donde la presencia de sacerdotes es escasa» (CE República Democrática del Congo). No faltan los interrogantes sobre los espacios para el posible ejercicio de la ministerialidad laical: «muchos grupos desearían una mayor participación del laicado, pero el margen de maniobra no está claro: ¿qué tareas concretas pueden realizar los laicos? ¿Cómo se articula la responsabilidad del bautizado con la del párroco? » (CE Bélgica).


69. En algunos contextos se subraya también la necesidad de considerar la variedad de carismas y ministerios que surgen de forma organizada en el seno de asociaciones, movimientos laicos y nuevas comunidades religiosas, con sus especificidades, pero salvaguardando la armonía dentro de cada Iglesia local. Cuando el tema de la ministerialidad entra en la vida concreta de la Iglesia, se encuentra inevitablemente con el de su institucionalización y, por tanto, con el de las estructuras a través de las cuales se desarrolla la vida de la comunidad cristiana. 


70. En la Iglesia católica, los dones carismáticos concedidos gratuitamente por el Espíritu Santo, que ayudan a la Iglesia a “rejuvenecer”, son inseparables de los dones jerárquicos, vinculados al sacramento del orden en sus diversos grados. Un gran desafío para la sinodalidad que ha surgido durante el primer año es el de armonizar estos dones bajo la guía de los pastores, sin oponerlos, y, por lo tanto, sin oponer la dimensión carismática y la dimensión institucional. 


3.4 La sinodalidad toma forma 


71. El proceso sinodal ha puesto de manifiesto una serie de tensiones, explicitadas en los párrafos anteriores. No hay que tenerles miedo, sino articularlas en un proceso de constante discernimiento en común, para aprovecharlas como fuente de energía sin que se conviertan en elementos destructivos: sólo así será posible seguir caminando juntos, en lugar de ir cada uno por su cuenta. Por eso, la Iglesia necesita también dar una forma y un modo de proceder sinodal a sus propias instituciones y estructuras, especialmente a las de gobierno. Corresponderá al derecho canónico acompañar este proceso de renovación de las estructuras a través de los cambios necesarios en las disposiciones vigentes actualmente 


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