miércoles, 21 de febrero de 2024

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO II DE CUARESMA. CICLO B

                   



HOJA PARROQUIAL

24 y 25 de Febrero de 2024

Domingo II de Cuaresma. Ciclo B


Parroquias de Ntra. Sra. de la Concepción,
de Ntra. Sra. del Carmen
y de San Joaquín y Santa Ana














“Se transfiguró delante de ellos



    Seguimos caminando por la cuaresma y lo hacemos acompañados por Marcos y por el relato de la transfiguración del Señor. Quien haya podido visitar Tierra Santa y haya podido acercarse al monte Tabor, se habrá encontrado con un paraje que invita al encuentro con Dios y con una basílica en la que están muy presentes esas dos figuras que son centrales en este relato, me refiero a Moisés y Elías.


    El encuentro de Jesús con Elías y Moisés, en este segundo domingo de cuaresma, nos invita a mirar a Jesús como el Hijo de Dios, como aquel que trae la ley definitiva y es lugar de encuentro de Dios con el ser humano. Nos invita, igualmente, a hacer presente a Dios con nuestra vida, denunciando todo los que nos separa de Él y de los demás y anunciando caminos de vida y dignidad.


    Por este motivo, como Pedro, Santiago y Juan, nosotros tampoco podemos quedarnos arriba en el monte. Estamos llamados a bajar del mismo, y a comprometernos en el mundo en el que estamos y en la sociedad en la que vivimos por medio del anuncio del Evangelio y del compromiso por la justicia y la paz, tanto con la palabra como con la vida.

    



LECTURAS



Primera lectura del libro del Génesis 22, 1-2. 9-13. 15-18


En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán.

Le dijo:
«¡Abrahán!».

Él respondió:
«Aquí estoy».

Dios dijo:
«Toma a tu hijo único, al que amas, a Isaac, y vete a la tierra de Moria y ofrécemelo allí en holocausto en uno de los montes que yo te indicaré».

Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña.

Entonces Abrahán alargó la mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.

Pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:
«¡Abrahán, Abrahán!».

Él contestó:
«Aquí estoy».

El ángel le ordenó:
«No alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo».

Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.

El ángel del Señor llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo y le dijo: «Juro por mí mismo, oráculo del Señor: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de sus enemigos. Todas las naciones de la tierra se bendecirán con tu descendencia, porque has escuchado mi voz».


Salmo 115, 10 y 15. 16-17. 18-19 R./ Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos


Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!».
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. R/.

Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor. R/.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. R/.


Segunda lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 31b-34


Hermanos:

Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?

El que no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, que murió, más todavía, resucitó y está a la derecha de Dios y que además intercede por nosotros?


Evangelio según san Marcos 9, 2-10


En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, subió aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.

Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.

Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».

No sabía qué decir, pues estaban asustados.

Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:
«Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».

De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.

Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.

Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.







3. Hacia una Iglesia sinodal misionera

 

3.3 Comunión, participación y corresponsabilidad 


Carismas, vocaciones y ministerios 


72. Sin embargo, para que las estructuras funcionen realmente de forma sinodal, deberán estar integradas por personas debidamente formadas, en términos de visión y competencias: «todo el proceso sinodal ha sido un ejercicio de participación activa a diferentes niveles. Para que continúe, es necesario un cambio de mentalidad y una renovación de las estructuras existentes» (CE India). Esta nueva visión deberá apoyarse en una espiritualidad que proporcione herramientas para afrontar los retos de la sinodalidad sin reducirlos a cuestiones técnico-organizativas, sino viviendo el caminar juntos al servicio de la misión común como una oportunidad de encuentro con el Señor y de escucha del Espíritu. Para que haya sinodalidad, es necesaria la presencia del Espíritu, y no hay Espíritu sin oración. 

Estructuras e instituciones 


73. En cuanto a la tensión global-local —que en el lenguaje eclesial se refiere a las relaciones de las Iglesias locales entre sí y con la Iglesia universal— es la dinámica del proceso sinodal la que nos presenta una novedad, que es, precisamente, la Etapa Continental que estamos viviendo. Aparte de algunas regiones caracterizadas por una dinámica histórica particular, hasta ahora no hay prácticas consolidadas de sinodalidad a nivel continental. La introducción de una etapa específica en el proceso sinodal no es un mero recurso organizativo, sino que corresponde a la dinámica de la encarnación del Evangelio que, arraigando en zonas caracterizadas por una cierta cohesión y homogeneidad cultural, produce comunidades eclesiales con una fisonomía peculiar, ligada a los rasgos de cada cultura. En el contexto de un mundo globalizado y fragmentado, cada continente, por sus raíces históricas comunes, su tendencia a la homogeneidad sociocultural y el hecho de presentar los mismos desafíos para la misión de evangelización, constituye un ámbito privilegiado para dar lugar a una dinámica sinodal que refuerce los vínculos entre las Iglesias, favorezca la puesta en común de experiencias y el intercambio de dones, y ayude a imaginar nuevas opciones pastorales. 


74. Además, la dinámica de la sinodalidad interpela a la propia Curia Romana: «es necesario recordar la colaboración con los demás Dicasterios de la Curia Romana, con los que se consulta regularmente [...] Se advierte, sin embargo, que en este ámbito se deben encontrar más instrumentos para favorecer el crecimiento de una práctica y un espíritu más sinodal que se implemente en la Curia Romana, como ha sido deseado por el Santo Padre con la nueva Constitución Apostólica Praedicate Evangelium» (Secretaría de Estado – Sección para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales).


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