martes, 28 de mayo de 2024

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO DEL CORPUS CHRISTI. CICLO B

                                



HOJA PARROQUIAL

1 y 2 de Junio de 2024

Domingo del Corpus Christi. Ciclo B


Parroquias de Ntra. Sra. de la Concepción,
de Ntra. Sra. del Carmen
y de San Joaquín y Santa Ana



Los textos son cogidos de la página de 















“Esto es mi Cuerpo. Ésta es mi Sangre


LECTURAS



Primera lectura del Libro del Exodo 24, 3-8


En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todas las palabras del Señor y todos sus decretos; y el pueblo contestó con voz unánime:
«Cumpliremos todas las palabras que ha dicho el Señor».
Moisés escribió todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a algunos jóvenes de los hijos de Israel ofrecer al Señor holocaustos e inmolar novillos como sacrificios de comunión. Tomó Moisés la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después, tomó el documento de la alianza y se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual respondió:
«Haremos todo lo que ha dicho el Señor y le obedeceremos».
Entonces Moisés tomó la sangre y roció al pueblo, diciendo:
«Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha concertado con vosotros, de acuerdo con todas estas palabras».


Salmo 115, 12-13. 15 y 16bc. 17-18 R: Alzaré la copa de la salvación, invocando tu nombre, Señor.


¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos,
en presencia de todo el pueblo.


Segunda lectura de la carta a los Hebreos 9, 11-15


Hermanos:
Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su «tienda» es más grande y más perfecto: no hecha por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado.
No lleva sangre de machos cabríos, ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna.
Si la sangre de machos cabríos y de toros, y la ceniza de una becerra, santifican con su aspersión a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, para que demos culto al Dios vivo.
Por esa razón, es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna.


Evangelio según San Marcos 14, 12-16. 22-26


El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:
«¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?»
Él envió a dos discípulos, diciéndoles:
«ld a la ciudad, os saldrá al paso un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Cuál es la habitación donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?"
Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, acondicionada y dispuesta. Preparádnosla allí»
Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la Pascua.
Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:
«Tomad, esto es mi cuerpo.»
Después, tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron.
Y les dijo:
«Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».
Después de cantar el himno, salieron para el monte de los Olivos.



Los textos son cogidos de la página de 






ver


De vez en cuando, los servicios sanitarios nos recuerdan la importancia y necesidad de que donemos sangre: ‘Dona sangre, es de vital importancia’, ‘Tu sangre salva vidas, dónala’, ‘Dona sangre, comparte vida’ son algunos de sus lemas. En todos aparecen unidas la sangre y la vida, porque la sangre es necesaria para muchas funciones vitales de nuestro cuerpo. Por otra parte, España lleva más de treinta años como líder mundial en realización de trasplantes de órganos. Muchas veces, estos órganos proceden de personas que han fallecido y que, por su generosidad o la sus familiares, son donados para que quienes los reciben puedan mejorar su calidad de vida. Por eso es muy importante y necesario ser donante.



juzgar




Hoy estamos celebrando la donación más grande de sangre y de órganos: la Solemnidad de Corpus Christi. Hoy celebramos que Jesús nos ha donado su Cuerpo y su Sangre. Jesús es el gran Donante, que se entregó por nuestra salvación y que, tras su muerte y su resurrección, continúa entregándose totalmente para darnos vida, para darnos salvación: “Tomad, esto es mi Cuerpo… ésta es mi Sangre”.

La Palabra de Dios que acabamos de escuchar nos ha recordado lo que significaba la sangre en la cultura hebrea. La sangre era vida y, por eso, tenía estrecha relación con Dios. En la 1ª lectura, “tomó Moisés la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar…”. La sangre ‘marcaba’ la consagración de algo o alguien a Dios. Y luego “Moisés tomó la sangre y roció al pueblo, diciendo: ‘Ésta es la sangre de la alianza que el Señor ha concertado con vosotros…’”. La sangre era la ‘firma’ de un pacto, lo que daba validez al compromiso firme entre Dios y su pueblo.

Pero, como dice la carta a los Hebreos (9, 23): “Era necesario que todas estas cosas, que son figura de las realidades celestes, se purificaran con tales ritos, pero las realidades celestes mismas necesitan sacrificios superiores a éstos”. De ahí lo que hemos escuchado en la 2ª lectura: “Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. No lleva sangre de machos cabríos, ni de becerros, sino la suya propia. Por esa razón, es mediador de una alianza nueva”.

Hoy es un día para dejar que resuenen en nosotros las palabras de Jesús que decimos en el momento de la consagración: «Tomad y comed, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros. Tomad y bebed, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna…». Quizá estamos tan acostumbrados a escucharlas que no nos damos cuenta de su profundo significado. Cristo, por puro amor hacia nosotros, se hace ‘Donante’ total, nos entrega su Cuerpo y de su Sangre, para salvarnos, para darnos su propia vida y así nosotros tengamos vida. Esta donación total es lo que dio sentido a la vida de Jesús, y es lo que da sentido a la vida de los que, como discípulos suyos, recibimos la donación de su Cuerpo y su Sangre.

Y, al recibir esta donación, también firmamos la nueva alianza con Dios: ya no es una relación puramente ‘cultual’, hecha de ritos y gestos externos, sino que es una relación de vida y amor. Jesús, al entregarse por nosotros una vez y cada vez que celebramos la Eucaristía, nos enseña que la nueva alianza de Dios con nosotros nos compromete a ser también ‘donantes’, a entregarnos nosotros mismos a los demás por amor, porque eso es lo que verdaderamente nos da la vida.


actuar





Ser receptores del Cuerpo y la Sangre de Cristo, venerar la Eucaristía, es mucho más que una devoción. Al finalizar la consagración, el sacerdote dice, repitiendo las palabras de Jesús: «Haced esto en conmemoración mía». Jesús no se refiere sólo a la celebración, sino también a ser donantes, como Él: «Haced esto», es decir, daos a los demás como yo, para que también puedan tener vida.

Es necesario ser donantes, dar sangre y dar nuestros órganos para trasplantes, y éste debería ser un compromiso de todos los cristianos. Pero también es necesario que, siguiendo el ejemplo de Jesús, el gran Donante, nos demos a nosotros mismos para que su Vida llegue a todos. Si físicamente nuestra donación de sangre y de órganos beneficia a los demás porque les da vida, el don que hagamos de nosotros mismos, de nuestras capacidades, de nuestra experiencia... también dará vida a otros, porque conocerán al Señor y podrán acercarse y alimentarse de Él, y serán receptores de la donación de su Cuerpo y de su Sangre, para tener su misma Vida.






SECRETARÍA GENERAL DEL SÍNODO


¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?


Cinco perspectivas para profundizar teológicamente con vistas a la Segunda Sesión


de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos


d) la presencia y el servicio de los ministerios instituidos y de los ministerios de hecho, que pueden contribuir a configurar de manera más coral y eficaz la obra de evangelización de la Iglesia local en el territorio y entre las culturas, valorizando los carismas y el papel de los laicos en la realización de la misión de la Iglesia (cf. IdS 8d- e), en el respeto de su especificidad (cf. IdS 8f) y en relación con la tensión entre la misión de santificación de las realidades temporales y el desempeño de oficios y ministerios IdS 8d-e), respetando su especificidad (cf. IdS 8f) y en relación con la tensión entre la misión de santificación de las realidades temporales y el desempeño de oficios y ministerios dentro de la Iglesia (cf. IdS 8j), considerando también la oportunidad de establecer nuevos ministerios (cf. IdS 8n y 16p). Se debe prestar especial atención a “reconocer y valorar la contribución de las mujeres y aumentar las responsabilidades pastorales que se les confían en todos los ámbitos de la vida y la misión de la Iglesia”. Para expresar mejor los carismas de todos y responder mejor a las necesidades pastorales, ¿cómo puede la Iglesia incluir a más mujeres en las funciones y ministerios existentes? Si se necesitan nuevos ministerios, ¿a qué nivel y de qué manera?” (IdS 9i).


II. El rostro sinodal misionero de las agrupaciones de Iglesias


En 2015, en su Discurso para la conmemoración del 50 aniversario de la Institución del Sínodo de los Obispos, el Papa Francisco afirmó que “el segundo nivel del ejercicio de la sinodalidad es el de las Provincias y Regiones eclesiásticas, los Concilios particulares y, de modo especial, las Conferencias Episcopales”, refiriéndose a los cánones 431-459 del Código de Derecho Canónico, relativos a las agrupaciones de Iglesias particulares. Subrayó la necesidad y la urgencia de “reflexionar para realizar aún más, a través de estos organismos, las instancias intermedias de colegialidad, integrando y actualizando quizás algunos aspectos del antiguo orden eclesiástico. El deseo del Concilio de que estos órganos pudieran contribuir a acrecentar el espíritu.


de colegialidad episcopal no se ha realizado todavía plenamente. Estamos a mitad de camino, a parte del camino”. Apunta así en la dirección de una “sana descentralización”, ya expresada en la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium (n. 16), recogida después en la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium (II,2). El Grupo de Trabajo, que asumirá la perspectiva de la Iglesia sinodal en misión a nivel de las agrupaciones de Iglesias, explorará puntos como:



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