HOJA PARROQUIAL
15 y 16 de Marzo de 2025
Domingo II de Cuaresma. Ciclo C
ENCUESTA SOBRE LOS HORARIOS DE MISA
ENLACE A TODOS LOS PORTALES DE LA PARROQUIA
“Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió”
LECTURAS
Primera lectura del libro del Génesis 15, 5-12. 17-18
Abrán creyó al Señor y se le contó como justicia.
Él los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres y Abrán los espantaba.
Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán y un terror intenso y oscuro cayó sobre él.
El sol se puso y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.
Salmo 26, 1. 7-8a. 8b-9abc. 13-14 R/. El Señor es mi luz y mi salvación.
Segunda lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses 3, 17 – 4, 1
Hermanos, sed imitadores míos y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros.
Porque —como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos— hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas; solo aspiran a cosas terrenas.
Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo.
Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo.
Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.
Evangelio según San Lucas 9, 28b-36
En aquel tiempo, tomó Jesús a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor.
De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño, pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
No sabía lo que decía.
Todavía estaba diciendo esto, cuando llegó una nube que los cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar en la nube.
Después de oírse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
Los textos son cogidos de la página de
ver
Hay un cuento muy conocido (con diferentes versiones) sobre dos albañiles que están levantando un muro. Una persona le pregunta a uno de ellos qué está haciendo y le responde con resignación: ‘Pues poner ladrillos. Es duro, pero con algo hay que ganarse la vida’. Un poco después la misma persona pregunta al otro albañil qué está haciendo, y éste le responde con ánimo alegre: ‘Estoy construyendo una catedral’. El trabajo es el mismo para los dos, pero lo viven de forma completamente diferente: mientras que para el primero es un trabajo pesado y rutinario cuyo único fin es ganar el sueldo, para el segundo ese trabajo pesado y rutinario tiene un objetivo, una meta más grande, y eso le proporciona satisfacción porque da sentido al esfuerzo que está realizando.
juzgar
Acabamos de iniciar la Cuaresma, el tiempo que la propia Iglesia nos ofrece para prepararos a la celebración y actualización del núcleo de nuestra fe: la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Y un año más recibimos la llamada a la conversión, a volvernos más hacia Dios. Y hoy, dentro de ese proceso de conversión, la Palabra de Dios nos llama a revisar con qué actitud estamos viviendo no sólo la Cuaresma, sino todo lo que es nuestra vida como cristianos: en positivo o en negativo.
En la 1ª lectura hemos escuchado un pasaje de la historia de Abrán. Él había obedecido a la llamada del Señor: “Sal de tu tierra… y vete a la tierra que yo te indicaré” (Gn 12, 1), había escuchado en varias ocasiones la promesa que Dios le hacía de darle descendencia y tierra (12, 7; 13, 15) y “creyó al Señor”. Y hoy hemos escuchado el momento en que “el Señor concertó alianza con Abrán”; éste prepara todo lo que Dios le dice (una novilla, una cabra, un carnero, una tórtola y un pichón), lo dispone del modo correcto (los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra), cuida de que no se estropee (los buitres bajaban y Abrán los espantaba)… Está haciendo lo que Dios le pide, Dios se le está manifestando (una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados) pero no lo está disfrutando, al contrario: “un terror intenso y oscuro cayó sobre él”. Abrán está viviendo todo eso en negativo.
En el Evangelio, por el contrario, hemos escuchado el pasaje de la Transfiguración del Señor: “Tomó Jesús a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte”. Los discípulos, como Abrán, también habían obedecido a la llamada del Señor “y, dejándolo todo, lo siguieron” (Lc 5, 11), habían escuchado su predicación, le habían visto realizar varios milagros, y ahora tienen la experiencia de la Transfiguración de Jesús: “el aspecto su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor…” Y ellos “vieron su gloria”, pero esta manifestación del Señor, al contrario que en el caso de Abrán, no les produce terror, sino que hace exclamar a Pedro: “¡Qué bueno es que estemos aquí!” Lo están viviendo en positivo. ¿Qué es lo que provoca esta reacción en positivo? Que ellos no sólo están cumpliendo lo que Jesús les pide, sino que subieron al monte con Jesús “para orar”. Y por eso “espabilaron y vieron su gloria”.
Como dijimos el Miércoles de Ceniza, la oración es uno de los pilares maestros, no sólo de la Cuaresma, sino de toda la vida cristiana. Una oración no entendida como ‘rezos que debo hacer’, sino diálogo con Dios. La conversión cuaresmal nos llama a buscar nuestro ‘monte’, para orar; no hace falta que sea un tiempo prolongado, pero sí un tiempo ‘para el Señor’, tranquilo, sin prisas, sin interrupciones. La oración será la que nos hará enfocar nuestra vida cristiana en positivo, sin ‘miedos’, sin verla como una ‘obligación’ ni menos como una carga. La oración nos permite vislumbrar la meta de gloria a la que estamos llamados, como decía la 2ª lectura: “Somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso…” La oración da sentido a nuestra acción.
actuar
En general, ¿cómo vivo mi vida cristiana: en positivo, siento que es bueno lo que hago, o en negativo, como una obligación, una penitencia? ¿Tengo presente que “somos ciudadanos del cielo”?
Que la oración sea un momento de Transfiguración que nos permita ‘ver’ la gloria del Señor y realicemos todo lo que conforma nuestra vida cristiana no como una obligación sino como una misión, un trabajo que, sin quitarle su parte de esfuerzo, tiene un sentido que hace que merezca la pena y, además, va a fortalecer nuestra esperanza, como estamos celebrando en este año jubilar.
DOCUMENTO FINAL
POR UNA IGLESIA SINODAL:
COMUNIÓN, PARTICIPACIÓN Y MISIÓN
Introducción
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor (Jn 20,19-20).
4. Esta llamada se funda en la identidad bautismal común, se enraíza en la diversidad de contextos en los que la Iglesia está presente y encuentra su unidad en el único Padre, el único Señor y el único Espíritu. Interpela a todos los bautizados, sin excepción: “Todo el Pueblo de Dios es sujeto del anuncio del Evangelio. En él, todo bautizado es convocado para ser protagonista de la misión, porque todos somos discípulos misioneros” (CTI, n. 53). El camino sinodal nos orienta así hacia una unidad plena y visible de los cristianos, como han atestiguado con su presencia los Delegados de las otras tradiciones cristianas. La unidad fermenta silenciosamente en el seno de la Santa Iglesia de Dios: es una profecía de unidad para el mundo entero.
5. Todo el camino sinodal, enraizado en la Tradición de la Iglesia, se ha desarrollado a la luz del magisterio conciliar. El Concilio Vaticano II ha sido, de hecho, como una semilla sembrada en el campo del mundo y de la Iglesia. La vida cotidiana de los creyentes, la experiencia de las Iglesias en todos los pueblos y culturas, los numerosos testimonios de santidad, la reflexión de los teólogos fueron el terreno en el que germinó y creció. El Sínodo 2021-2024 sigue aprovechando la energía de esa semilla y desarrollando su potencial. En efecto, el camino sinodal está poniendo en práctica lo que el Concilio enseñó sobre la Iglesia como Misterio y Pueblo de Dios, llamada a la santidad a través de una conversión continua que nace de la escucha del Evangelio. En este sentido, constituye un verdadero acto de una ulterior recepción del Concilio, prolongando su inspiración y relanzando su fuerza profética para el mundo de hoy.
6. No ocultamos que hemos experimentado en nosotros mismos el cansancio, la resistencia al cambio y la tentación de hacer que nuestras ideas prevalezcan sobre la escucha de la Palabra de Dios y la práctica del discernimiento. Sin embargo, la misericordia de Dios, Padre lleno de ternura, nos permite cada vez purificar nuestros corazones y continuar nuestro camino. Lo reconocimos al comenzar la Segunda Sesión con una Vigilia penitencial, en la que pedimos perdón por nuestros pecados, nos avergonzamos y elevamos nuestra intercesión por las víctimas de los males del mundo. Llamamos a nuestros pecados por su nombre: contra la paz, contra la creación, los pueblos indígenas, los migrantes, los menores, las mujeres, los pobres, la escucha, y la comunión. Esto nos hizo darnos cuenta de que la sinodalidad exige arrepentimiento y conversión. En la celebración del sacramento de la misericordia de Dios nos sentimos amados incondicionalmente: la dureza de los corazones ha sido superada y nos abre a la comunión. Por eso queremos ser una Iglesia misericordiosa, capaz de compartir con todos el perdón y la reconciliación que vienen de Dios: pura gracia de la que no somos dueños, sino sólo testigos.
7. Del camino sinodal iniciado en 2021, ya hemos podido constatar los primeros frutos. Los más sencillos, pero más preciosos están fermentando en la vida de las familias, parroquias, Asociaciones y Movimientos, pequeñas comunidades cristianas, escuelas y comunidades religiosas donde crece la práctica de la conversación en el Espíritu, el discernimiento comunitario, el compartir los dones vocacionales y la corresponsabilidad en la misión. El encuentro de los párrocos para el Sínodo (Sacrofano [Roma], 28 de abril - 2 de mayo de 2024) ha permitido apreciar estas ricas experiencias y relanzar su camino. Estamos agradecidos y contentos por la voz de tantas comunidades y fieles que viven la Iglesia como lugar de acogida, esperanza y alegría.
8. La Primera Sesión de la Asamblea ha dado otros frutos. El Informe de Síntesis llamó la atención sobre una serie de temas de gran relevancia para la vida de la Iglesia, que el Santo Padre, al término de una consulta internacional, confió a Grupos de Estudio formados por pastores y expertos de todos los continentes, llamados a trabajar con un método sinodal. Los ámbitos de la vida y misión de la Iglesia que ya han comenzado a profundizar son los siguientes:
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