HOJA PARROQUIAL
30 y 31 de Agosto de 2025
Domingo XXII del Tiempo Ordinario. Ciclo C
ENLACE A TODOS LOS PORTALES DE LA PARROQUIA
“Aquel que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío”
LECTURAS
Primera lectura del libro de la Sabiduría 9, 13-19
Salmo 89, 3-4 5-6. 12-13. 14 y 17 R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Segunda lectura de la carta del Apóstol San Pablo a Filemón 9b-10. 12-17
Querido hermano:
Yo, Pablo, anciano, y ahora prisionero por Cristo Jesús, te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien engendré en la prisión Te lo envío como a hijo.
Me hubiera gustado retenerlo junto a mí, para que me sirviera en nombre tuyo en esta prisión que sufro por el Evangelio; pero no he querido retenerlo sin contar contigo: así me harás este favor, no a la fuerza, sino con toda libertad.
Quizá se apartó de ti por breve tiempo para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido, que si lo es mucho para mí, cuánto más para ti, humanamente y en el Señor.
Si me consideras compañero tuyo, recíbelo a él como a mí.
Evangelio según San Lucas 14, 25-33
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».
Los textos son cogidos de la página de
ver
En una parroquia había que hacer varias obras importantes, y se acudió a una empresa que ofrecía “presupuesto sin compromiso”. Una vez elaborado dicho presupuesto, se vio que el coste total de las obras superaba con creces las posibilidades económicas, por lo que el Consejo Parroquial de Economía estudió cuáles eran las más urgentes, cuáles podían posponerse, cuáles podrían modificarse… y, una vez se tomó la decisión, ya se firmó el compromiso con la empresa.
juzgar
Hoy Jesús, hablando del discipulado, nos llama a la reflexión. Como decíamos hace dos domingos, ser cristiano no consiste sólo en cumplir unos mandamientos y preceptos, y acudir a charlas y encuentros. Ser cristiano es seguir a Jesús, asumir sus actitudes, criterios, valores… y reflejarlos en nuestro actuar cotidiano. Ser cristiano es todo un estilo de vida y, por tanto, tiene un “coste”. Por eso, Él hoy también nos ofrece el “presupuesto sin compromiso” para su seguimiento: “Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío. Todo aquél de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío”.
Como vemos, el “presupuesto total” del seguimiento es elevado. Por eso, no debemos tomar nuestra decisión a la ligera: “¿Quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?”
Nosotros tenemos necesidad de acometer la obra más importante de nuestra vida: ser cristianos, vivir según el Evangelio, siguiendo a Jesús, para continuar la edificación del Reino de Dios. Y, como hemos visto, el “presupuesto” de esta obra es bastante alto, supera nuestras capacidades. Por eso, como hace el Consejo Parroquial de Economía ante la necesidad de realizar unas obras, también nosotros, mirando el “presupuesto sin compromiso” del seguimiento de Jesús, debemos pensar bien por dónde hemos de comenzar, qué es lo más urgente, qué debemos modificar…
¿Estoy dispuesto a priorizar mis compromisos en la parroquia, diócesis, movimiento, asociación… adaptando mi agenda y horarios cuando sea necesario, y “posponiendo” mis compromisos familiares, con los amigos e, incluso, mis intereses personales y aficiones?
¿Qué o quiénes conforman “mi cruz”? ¿Estoy dispuesto a cargar con ella, aunque me suponga esfuerzo físico o emocional, o no quiero asumir responsabilidades ni trabajos?
¿Tengo algún “bien”, material o inmaterial, al que no estoy dispuesto a renunciar por nada ni nadie, ni siquiera por Jesús?
actuar
DOCUMENTO FINAL
POR UNA IGLESIA SINODAL:
COMUNIÓN, PARTICIPACIÓN Y MISIÓN
Parte III –“Echar la red”
93. El cuidado de un desarrollo ordenado y una clara asunción de las responsabilidades de los participantes, son factores cruciales para la fecundidad de los procesos decisionales, según las modalidades aquí previstas:
a) incumbe en particular a la autoridad: definir claramente el objeto de la consulta y la deliberación, así como el sujeto responsable a quien compete la toma de la decisión; identificar a las personas que deben ser consultadas, también en razón de sus competencias específicas o de su implicación en el asunto a tratar; hacer que todos los participantes tengan acceso efectivo a la información pertinente, de modo que puedan formular su opinión razonadamente;
b) Quienes expresan su opinión en una consulta, individualmente o como miembros de un órgano colegiado, asumen la responsabilidad de: ofrecer una opinión sincera y honesta, en consciencia; respetar la confidencialidad de las informaciones recibidas; ofrecer una formulación clara de su opinión, identificando sus puntos principales, de modo que la autoridad, en caso de decidir de manera distinta a la opinión recibida, pueda explicar cómo la tuvo en cuenta en su deliberación;
c) una vez que la autoridad competente ha formulado la decisión, habiendo respetado el proceso de consulta y expresado claramente las razones que la motivan, todos, en razón del vínculo de comunión que une a los bautizados, están obligados a respetarla y a ponerla en práctica, incluso cuando no corresponda al propio punto de vista, sin perjuicio del deber de participar honestamente también en la fase de evaluación. Siempre queda la posibilidad de apelar a una autoridad superior, en las formas establecidas por el derecho.
94. Una correcta y decidida puesta en práctica de procesos decisionales auténticamente sinodales contribuirá al progreso del Pueblo de Dios en una perspectiva participativa, en particular a través de las mediaciones institucionales previstas por el derecho canónico, especialmente los organismos de participación. Sin cambios concretos a corto plazo, la visión de una Iglesia sinodal no será creíble y esto alejará a los miembros del Pueblo de Dios que han sacado fuerza y esperanza del camino sinodal. Corresponde a las Iglesias locales encontrar modalidades adecuadas para poner en práctica estos cambios.
Transparencia, rendición de cuentas y evaluación.
95. El proceso decisional no concluye con la toma de decisiones. Debe ir acompañada y seguida de prácticas de rendición de cuentas y evaluación, en un espíritu de transparencia inspirado en criterios evangélicos. La rendición de cuentas del propio ministerio a la comunidad pertenece a la tradición más antigua, que se remonta a la Iglesia apostólica. El capítulo 11 de los Hechos de los Apóstoles nos ofrece un ejemplo de ello: cuando Pedro regresa a Jerusalén tras haber bautizado a Cornelio, un pagano, y “los creyentes circuncidados le increparon diciendo: '¡Has entrado en casa de hombres incircuncisos y has comido con ellos!” (Hch 11,2- 3). Pedro les responde explicando las razones de sus acciones.
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