lunes, 12 de agosto de 2024

HOJA PARROQUIAL. DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B

                                          



HOJA PARROQUIAL

17 y 18 de Agosto de 2024

Domingo XX del Tiempo Ordinario. Ciclo B


Parroquias de Ntra. Sra. de la Concepción,
de Ntra. Sra. del Carmen
y de San Joaquín y Santa Ana







Los textos son cogidos de la página de 








“Yo soy el pan de vida


LECTURAS






Primera lectura del Libro de los Proverbios 9, 1-6


La sabiduría se ha hecho una casa, ha labrado siete columnas, ha sacrificado víctimas, ha mezclado el vino y ha preparado la mesa.

Ha enviado a sus criados a anunciar en los puntos que dominan la ciudad:
«Vengan aquí los inexpertos»; y a los faltos de juicio les dice: «Venid a comer de mi pan, a beber el vino que he mezclado; dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la inteligencia».


Salmo 33, 2-3. 10-11. 12-13. 14-15 R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor.


Bendigo al Señor en todo momento, 
su alabanza está siempre en mi boca; 
mi alma se gloría en el Señor: 
Que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Todos sus santos, temed al Señor, 
porque nada les falta a los que lo temen; 
los ricos empobrecen y pasan hambre, 
los que buscan al Señor no carecen de nada. R/.

Venid, hijos, escuchadme: 
os instruiré en el temor del Señor;
¿Hay alguien que ame la vida 
y desee días de prosperidad? R/.

Guarda tu lengua del mal, 
tus labios, de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella. R/.


Segunda lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 5, 15-20


Hermanos:
Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos, aprovechando la ocasión, porque vienen días malos.

Por eso, no estéis aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere.

No os emborrachéis con vino, que lleva al libertinaje, sino dejaos llenar del Espíritu.

Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y tocad con toda el alma para el Señor.

Dad siempre gracias a Dios Padre por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.


Evangelio según San Juan 6, 51-58


En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».

Disputaban los judíos entre sí:
«¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».

Entonces Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.

Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.

Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».




Los textos son cogidos de la página de 






ver





Al ver a un grupo de jóvenes que estaban fumando en un parque, una persona comentó a otra que le sorprendía que, con lo que se sabe actualmente de los efectos nocivos del tabaco, hoy hubiera personas jóvenes tan insensatas que se ‘enganchasen’, perjudicándose gravemente su salud. Esa actitud la podemos ver en otros ámbitos: muchas personas no piensan en las consecuencias de sus decisiones y actos, ni para sí mismos ni, menos aún, para los demás. Se guían por su propio gusto, por su interés personal, pero eso acaba teniendo consecuencias muy graves para todos.  




juzgar



La sensatez es saber actuar con prudencia y buen juicio. Pero, tristemente, encontramos en la vida cotidiana muchos ejemplos de insensatez. Aunque nos pueda parecer que esto se nota más hoy en día, lo cierto es que siempre ha habido ese contraste entre personas sensatas y personas insensatas. Así lo hemos visto reflejado en la 1ª lectura, en el libro de los Proverbios, redactado varios siglos antes de Cristo, entre “la Sabiduría y los inexpertos y los faltos de juicio”.

Por eso, la Palabra de Dios de este domingo nos hace una fuerte llamada a ser prudentes, a ser personas de buen juicio. Lo decía san Pablo en la 2ª lectura: “Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos, aprovechando la ocasión, porque vienen días malos”. Muchas veces nos quejamos de lo mal que está el mundo, de los defectos de la sociedad… pero se nos olvida que nosotros somos quienes conformamos esa sociedad, y que tenemos nuestra parte de responsabilidad en su estado actual.

Las palabras de san Pablo son una llamada a no fijarnos tanto en los otros, sino a revisarnos a nosotros mismos con sinceridad, para evaluar nuestro grado de sensatez o insensatez en el desarrollo de nuestra vida cotidiana, en las decisiones y actos que realizamos cotidianamente.

Y la Palabra de Dios también nos indica lo que debemos hacer para corregir nuestro grado de insensatez. En la 1ª lectura se nos decía: “Dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la inteligencia”, y para ello “la Sabiduría se ha hecho una casa… ha mezclado el vino y ha preparado la mesa”. Y en la 2ª lectura san Pablo decía: “Daos cuenta de lo que el Señor quiere… dejaos llenar del Espíritu”, y para ello recomendaba: “Recitad salmos, himnos y cánticos inspirados… con toda el alma para el Señor. Dad siempre gracias a Dios…”. 

Y así, en el Evangelio hemos escuchado dónde y cómo podemos cumplir estas recomendaciones. A Jesús se le ha identificado con la Sabiduría de Dios y Él también “se ha hecho una casa”: la Iglesia, la comunidad parroquial. Y en esa Casa, Él también “ha mezclado el vino y ha preparado la mesa”, pero ha ido mucho más allá. Desde hace varios domingos Jesús se presenta como “el pan vivo que ha bajado del cielo”. Jesús no sólo nos ha preparado un alimento sino que Él mismo es el alimento: “El pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo... Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida”.

Si queremos ser sensatos, si queremos darnos cuenta de lo que el Señor quiere, si queremos llenarnos del Espíritu, necesitamos celebrar la Acción de Gracias, la Eucaristía, participando no como espectadores pasivos ni por costumbre o cumplimiento, sino ‘con-celebrando’ de un modo activo y consciente, “con toda el alma”, porque “el que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él”, y así Él mismo nos irá enseñando cómo proceder con sensatez en cada ocasión de nuestra vida cotidiana. La Eucaristía es el centro y culmen de toda vida cristiana, y la necesitamos porque “si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros”.




actuar





¿Me detengo a pensar en las consecuencias de mis decisiones y actos cotidianos, para mí y para los demás? ¿He tenido que sufrir por la insensatez de otros? ¿Procuro darme cuenta de lo que el Señor quiere de mí? ¿Siento la Iglesia, la comunidad parroquial, como ‘la casa’ que Dios se ha hecho, o como una institución ‘humana’? ¿Cómo participo en la Eucaristía? ¿Me hace ‘vivir’ con sensatez?

Hay demasiada insensatez en todos los ámbitos, y eso nos perjudica cada vez más a todos. Por eso Jesús nos ha recordado una vez más la necesidad vital que tenemos de comer su carne y beber su sangre. Como decía san Pablo, “vienen días malos”, así que no seamos “insensatos sino sensatos”, ‘aprovechemos la ocasión’ de participar en la Eucaristía con toda el alma, para tener la vida de Jesús en nosotros, para estar unidos plenamente a Él y, por Él, poder vivir con sensatez.







SECRETARÍA GENERAL DEL SÍNODO

INSTRUMENTUM LABORIS

XVI ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS

PARA LA SEGUNDA SESIÓN

(OCTUBRE DE 2024)



Tres años de camino


Después de la apertura del proceso sinodal los días 9 y 10 de octubre de 2021, las Iglesias locales de todo el mundo, con ritmos diferentes y expresiones multiformes, emprendieron una primera fase de escucha.


Pertenecer a la Iglesia significa formar parte del único Pueblo de Dios, constituido por personas y comunidades que viven en tiempos y lugares concretos: la escucha sinodal partió de estas comunidades, pasando después por etapas diocesanas, nacionales y continentales, en un diálogo constante, impulsado por la Secretaría General del Sínodo a través de documentos de síntesis y de trabajo. La circularidad del proceso sinodal es una forma de reconocer y valorizar el arraigo de la Iglesia en una variedad de contextos, al servicio de los vínculos que los unen.


La novedad de esta primera fase fue la experiencia de las Asambleas continentales, que reunieron a las Iglesias locales de una misma área geográfica, invitándolas a aprender a escucharse, a acompañarse en el camino y a discernir juntas los principales retos que plantea, a la realización de la misión, el contexto en el que se encuentran.



La Primera Sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos (octubre de 2023) inauguró la segunda fase, acogiendo los frutos de esta escucha para discernir, en la oración y el diálogo, los pasos que el Espíritu nos pide dar. Esta fase continuará hasta la conclusión de la segunda sesión (octubre de 2024), que ofrecerá al Santo Padre el fruto de su trabajo, con vistas a una aplicación concreta más intensa por parte de todas las Iglesias locales La preparación de la segunda sesión se basa necesariamente en los resultados de la Primera, recogidos en el IdS. Basándose en esto, en consonancia con la circularidad que caracteriza todo el proceso sinodal y de cara a un enfoque preciso para los trabajos de la segunda sesión, se puso en marcha una nueva consulta a las Iglesias locales de todo el mundo, partiendo de una pregunta orientadora: «¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?». Tal y como explica el documento Hacia octubre de 20243, el objetivo de la consulta era «identificar los caminos a seguir y los instrumentos a adoptar en los diferentes contextos y circunstancias, para potenciar la originalidad de cada bautizado y de cada Iglesia en la misión única de anunciar al Señor Resucitado y su Evangelio al mundo de hoy. No se trata, por tanto, de limitarse a un plan de mejoras técnicas o de procedimientos que hagan más eficaces las estructuras de la Iglesia, sino de trabajar en las formas concretas del compromiso misionero al que estamos llamados, en el dinamismo entre unidad y diversidad propio de una Iglesia sinodal».

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